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OPINIÓN - JUEVES, 14 DE SEPTIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Héroes y villanos
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Cuando aún resuenan las campanadas neoyorkinas que tañeron por las víctimas del 11S y la parte de Occidente que no se encuentra apollardá y cautiva de sus complejos, tiene bien claro el pelaje y la ralea de sus enemigos, que es decir de nuestros enemigos, sirva la entrada del articulejo de esta humilde escribidora, de sincero homenaje a los bomberos de Nueva York, a su policía y al ex alcalde Giuliani, ese hombre de Dios y de cojones.

Será que, en la era de la bajada de pantalones, cualquier muestra de heroicidad alcanza y conmueve y los europeos, estamos muy poco acostumbrados a los héroes. De hecho, hoy Europa no es alemana, porque miles de muchachotes americanos, con un par de pelotas, desembarcaron en Normandía y dejaron sus vidas en aquellas arenas para liberarnos del nazismo. ¿Qué dicen? ¿Qué si cabe la posibilidad histórica de una segunda Normandía? No sabría contestarles. De verdad que no lo se. Me inquieta y me angustia, pero lo ignoro.

Lo que no ignoro es la diferencia entre héroes y villanos, ni entre el valor y la perversidad, ni entre el valor y la cobardía. ¿Una muestra de unos héroes siglo XXI? La relato con orgullo, en forma de la soberana paliza que, los hermanos Mañas, propinaron al hijoputa de su progenitor que acababa de acuchillar a la madre, como sangriento colofón a diez años de palizas y de malos tratos.

Capujana gloriosa propinada en plena calle, a puñetazos y patadas que llevaron directamente al de la tentativa de asesinato a la UCI, ante el aplauso general del pueblo español, que premia siempre la hombría y la gallardía y ese racial tomarse la justicia por su mano que siempre produce resultados infinitamente más persuasivos que la lecturita de derechos. Los hermanos, de diecisiete y veinticinco años, salieron de Comisaría sin ser puestos a disposición judicial ¡Ole, ole y ole! Y los maderos, que son sangre de nuestra sangre y a quienes debemos que nuestro flujo sanguíneo no remoje las aceras, porque son ellos y no las leyes, el primer dique de contención ante la delincuencia violenta que nos golpea, los maderos les pusieron en libertad “Y ya os llamará el Juez” y si los jueces tienen vergüenza torera y juzgan en nombre del pueblo español , aplicarán a los muchachos el “arrebato u obcecación” y la legítima defensa y aquí paz y después gloria.

No hace falta ser bombero de Nueva York en el genocidio contra Occidente del 11S, ni policía en el 11M, para dar muestras del raro privilegio del valor, los ciudadanos normales también las dan, todos podemos ser héroes en miniatura y más podríamos serlo sin el freno de esa legislación que tanto protege a los criminales y tan poco a las víctimas Hasta el punto de que, esa figura de la legítima defensa, que legaliza en los EEUU al padre de familia que defiende a los suyos, dentro de su casa y a tiro limpio ante el asalto de unos malhechores, la legítima defensa en España tiene tantos requisitos y tantos melindres que es raramente aplicable, a mi entender.

Héroes los hermanos Mañas y villano el etarra Iñaki Bilbao que, en el juicio que se seguía en su contra, amenazó con dar siete tiros a los magistrados y llamó al Excelentísimo e Ilustrísimo Señor Presidente “enano, fascista y borracho” y le retó a que entrara en la pecera para darse mutuamente de hostias. Villano Iñaki Bilbao ¿Y héroe? Ninguno. ¿Se figuran? ¿Se figuran ustedes si el presidente se hubiera levantado como impelido por un resorte y quitándose las faldas de la toga se hubiera arremangado para entrar en la pecera a majar a palos al Bilbao? Lógico que, sus compañeros no se lo hubieran permitido, pero tendríamos servido a un héroe nacional portada de telediarios y destinatario de miles de cartas de desencantados que mendigan justicia. Pero prima la contención y priman las buenas maneras, los machotes no se llevan, la testiculina no está de moda y los magistrados se limitaron a mirar a aquel berraco que les voceaba y amenazaba, retándoles, sin responder a su reto y sin mover ni un milímetro esas expresiones desinteresadas y apáticas que les caracterizan. Eso si, el presidente, Excelentísimo e Ilustrísimo, reclamaba con vocecilla chillona a los cuatro guardias que “redujeran” al mastuerzo, pero sin darle de palos, por las buenas, engrilletándole a las espaldas y sin pasarse ¡Ay las ganitas que se les irían a los maderos! Pero la dulzura está de moda, a la manera mariquitusa y no hay que perder las formas, ni ante hechos sangrantes e hirientes. De seguir así se promulgará un Decreto Ley ordenando una transfusión nacional y general a toda la ciudadanía, costeada por la Seguridad Social, en la que nos sustituirán la sangre por horchata de chufas valencianas, para tenernos atemperados y temerosos, como si toda nuestra raza fuera una enorme nenaza.

Y llegan los hermanos Mañas, se abalanzan como energúmenos en calzoncillos, contra el padre apuñalador y le dan la mundial y salen abriendo telediarios y encima dicen que lo volverían a hacer una y mil veces. Así que no se encuentran sollozantes y arrepentidos por “la violencia” y eso que nos tienen adoctrinados contra “la violencia” y a favor de “el diálogo” y “la mesura”. Mala cosa la violencia, cierto es. Pero de siempre ha existido, desde que el mundo es mundo y hay veces, que para defender lo tuyo, te tienes que poner pelín violento y si viene el enemigo te tienes que defender y no recitarle un poema de Campoamor. Aunque viene un enemigo, le recitas “Las Doloras” de Campoamor, que es lo más cursi del Universo y de tanto almíbar, al enemigo le da una crisis diabética y se muere y a ti te meten en la cárcel por “desproporción en los medios utilizados”. Porque, un poner, un criminal te viene con un cuchillo jamonero y entra a las cuatro de la madrugada en tu casa a matarte y no es “proporcional” que le metas un tiro con la escopeta de caza, sino que te tienes que ir al casting de figurantes de la película de “El capitán Alatriste” y pillarte un florete para defender a tus hijos y no acabar entre rejas. Claro, que mientras buscas el florete ya nos han rematado y pasamos a las estadísticas y a que hablen de las bandas violentas internacionales que nos entran sin control por Hendaya y por los aeropuertos. Será la puta moral del eufemismo que impide a los Gobernantes, escoltados y reasegurados, proclamar que existen nacionales de países que no acostumbran a venir a España de turismo cultural y hay que ser un trullo para confundirles con turismo cultureta o con visitantes inocentes.

Héroes y villanos. Al etarra Bilbao le han condenado a otros dos años por sus amenazas de tirotear y despellejar a los jueces y los jueces se han enfadado porque les parece poco y a servidora también le parece poco, me hubiera gustado haber visto al presidente entrando en la pecera como una exhalación dispuesto a majar al bellaco, por mucho que los guardias lo hubieran impedido. Pero la imagen racial hubiera tardado años en borrarse de nuestras pupilas “¡No veas los cojones que tié ese juez! ¡Ese es el que nos puede ayudar!”. Será que nos sentimos, en general, débiles y desprotegidos ante los malos y cualquier rara muestra de valor, por extemporánea que sea, es un bálsamo para nuestros acojonados espíritus y para esta impotencia inmensa que sentimos ante el Mal. Y el Mal no se combate con moralina de la fina, ni con poesías de Gustavo Adolfo Bécquer, ni con “la condena, el rechazo y la repulsa” El Mal se limpia el culo peludo con nuestras manitas blancas y nos las deja enmierdadas. Para muchos pensadores, de cerebros luminosos y poco complicados y encima no alienados, contra el Mal, en época de pocos héroes y muchos villanos, queda un solo recurso: ser peor.
 

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