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SOCIEDAD - LUNES, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2006


Francisco Briz. EL PUEBLO

reportaje / informe ponce
 

El 22,5% de los niños ceutíes
sufre obesidad o sobrepeso

La epidemia del siglo XXI se nutre
del sedentarismo y las dietas
inadecuadas. Francisco Briz es
el autor del único estudio local
 

CEUTA
Mada M.
madamartinez@elpueblodeceuta.com

Los porcentajes sobre obesidad y sobrepeso crecen y se engordan de forma constante en todos los países industrializados desde hace varias décadas. Sedentarismo y modelos de alimentación inadecuados -altos en calorías, azúcares y grasas- contribuyen a que la ‘epidemia del siglo XXI’, como la ha calificado la Organización Mundial de la Salud, siga con su expansión silenciosa. La dieta mediterránea y el deporte pierden enteros frente a la comida rápida y las horas frente al televisor. Parte de la población infantil crece moldeada por estos dos parámetros. Lejos de la imagen de que ‘un niño gordo es un niño sano’, la obesidad provocará en el futuro problemas de salud a muchos jóvenes occidentales.

El estudio Enkid ( finalizado en el año 2000) es una especie de ‘biblia’ para el análisis de la prevalencia de la obesidad en España, cuya tasa se ha duplicado en los últimos quince años, pasando del 6,4 por ciento en 1984 al 12,4 por ciento actual. Los varones de entre 6 y 13 años serían la franja poblacional más afectada, y con una especial incidencia en las comunidades de Canarias, Galicia y Andalucía. El problema es que el estudio no recoge datos referentes a Ceuta.

Briz, pionero local


Francisco Briz, médico estomatólogo del Hospital Militar de la Ciudad Autónoma, además de constatar este hecho se decidió a poner cifras a la obesidad y el sobrepeso infantil a nivel local. Así nace el estudio PONCE (Prevalencia de la Obesidad Infantil en Ceuta) un análisis que presentó, en 2005 dentro de las Jornadas de Atención Primaria, celebradas en la ciudad. El informe del doctor Briz ofrece datos que invitan a la reflexión sobre la forma en que los niños ceutíes se alimentan e invierten las horas de ocio. “No superamos las cifras de España pero estamos por encima de la media europea”, destaca. En Ceuta, el 22,57 % de los niños sufre obesidad 8,75 por ciento) o sobrepeso (13,81 por ciento).

Francisco Briz alerta sobre la poca atención que se dedica al fenómeno en los centros escolares donde debería educarse sobre el valor de una dieta equilibrada y los beneficios de la actividad física, bien dentro de una materia ya establecida bien creando una nueva asignatura. “La prevención de la obesidad debería comenzar en la infancia”, determina en el estudio PONCE, “época de la vida en la que el niño adquiere los hábitos y estilos de vida que influirán sobre su comportamiento alimentario en la etapa adulta”.

Por todo esto, Briz –junto a la médico especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital La Paz, Ana Cos, y la médico de Atención Primaria del Ingesa, Ana María Amate- recomienda que se ponga en práctica en los centros educativos de la Ciudad Autónoma la estrategia NAOS, un conjunto de actividades diseñadas por el Ministerio de Sanidad y Consumo en 2004 cuyo objetivo es ‘mover’ y alimentar mejor a la población infantil española a través de la actividad física regular y la dieta sana. Briz conviene que el colegio es uno de los espacios clave para atajar el problema, pero lamenta la inexistencia en Ceuta de un pabellón municipal donde los jóvenes puedan practicar atletismo u otras formas de ejercicio físico de forma gratuita.

Consecuencias nefastas


Francisco Briz, que ejerce su profesión en el Hospital O’donnell, advierte de las consecuencias negativas de continuar dando la espalda a esta epidemia. “Un niño obeso será un adulto obeso”, determina e incide en los problemas de salud que la obesidad producirá en el futuro: riesgo cardiovascular, problemas circulatorios y un largo etcétera capaz de poner en guardia a la comunidad sanitaria española.

El ejercicio, por encima de la restricción calórica, es la clave para reducir la grasa corporal. Los videojuegos y la televisión frenan cualquier intento de actividad física. Un niño pasa frente al televisor una media de cinco horas diarias, ¿cuándo hay tiempo para la actividad física? Y si la merienda consiste en una pieza de bollería industrial o una hamburguesa (con una altísima concentración de grasas o azúcares) el cóctel ya está servido.

Comida basura e inmovilidad hacen de cualquier niño un proyecto de obeso.
 


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