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SUCESOS - VIERNES, 29 DE SEPTIEMBRE DE 2006


Inmigrantes Heridos. E.P.

  incidentes en la frontera / efeméride
 

Se cumple un año del
asalto masivo a la valla fronteriza

Cinco subsaharianos perdieron la vida al
intentar pisar suelo español aquella noche
 

CEUTA
Verónica Fernández
veronicafernandez@elpueblodeceuta.com

Hoy hace exactamente un año de aquella trágica noche: el 29 de septiembre de 2005. Entre 500 y 700 inmigrantes subsaharianos colocaron sus endebles escaleras, hechas con pequeños troncos de árboles, sobre la valla de tres metros de altura que separa Marruecos de España. La frontera con mayor diferencia económica del mundo ya que nuestro país tiene un Producto Interior Bruto (PIB) seis veces superior al de nuestro vecino.

Tan sólo 214 de ellos lograron pisar suelo español y alcanzar así el propósito que se fijaron cuando salieron de: Mali, Camerún, Costa de Marfil, Ghana, Nigeria o Senegal meses o, quizá años, atrás. Esos fueron los afortunados aunque más de la mitad tuvieron que ser atendidos por los servicios sanitarios por heridas de diversa gravedad y es que hubo otros que no lo lograron. Otros que fueron apartados inmediatamente de la frontera marroquí por la gendarmería y cinco más que ya nunca podrán volver a intentarlo porque murieron en la valla. Tres quedaron al otro lado de la verja y fallecieron por las heridas causadas por los disparos que sonaron aquella noche. Los otros dos murieron aplastados en suelo español.

Este hecho, por su dramatismo y dimensiones, fue portada de informativos durante más de diez días en todo el país y también fue objeto de gran polémica, hasta el punto de que se organizó una caravana de protesta contra la valla que separa ambos países.

Fueron muchos los que criticaron la actitud de la policía española porque, supuestamente, habían sido los autores de los disparos. Posteriormente, serían los propios inmigrantes, con sus desgarradores relatos, quienes disiparían todas las dudas: “detrás nuestro la policía tiraba piedras, del lado español se oían disparos al aire”. Fueron los propios gendarmes los que dispararon contra los subsaharianos y les causaron la muerte a tiros y a pedradas mientras en Ceuta, la Guardia Civil asistía impotente a una entrada masiva de inmigrantes que sólo buscaban una vida mejor que la que dejaban atrás.

El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de la ciudad vivió sus horas más difíciles al verse completamente desbordado por la llegada de tanta gente que, en un primer momento, tuvo que ser alojada también en los centros de Cruz Blanca.

Mientras, todas las miradas estaban puestas en Marruecos. Los gendarmes anduvieron buscando más inmigrantes en las inmediaciones de la valla ante las constantes presiones internacionales acerca del papel que podrían haber jugado los agentes tanto en la muerte de los cinco subsaharianos como en el asalto masivo.

Sea como fuere lo cierto es que desde entonces no ha vuelto a registrarse ningún intento de cruzar la valla ni individual ni masivo aunque es posible que el aumento de tres a seis metros de la altura de la valla haya podido influir en ello. Sin duda los acuerdos bilaterales con Marruecos y las ayudas proporcionadas por la Unión Europea para que el país destine más medios a frenar la inmigración ilegal también han tenido su efecto en esta patente eficacia. La última de las ayudas proporcionadas por los Veinticinco son esos más de 200 vehículos todoterreno destinados a la cobertura de los perímetros fronterizos de Ceuta (8 km) y Melilla (11 km).

A pesar de que ambas Ciudades Autónomas han dejado de ser las principales receptoras de inmigrantes, el drama continúa.

En lo que va de año, decenas de miles de subsaharianos han utilizado la vía marítima para, a bordo de los llamados cayucos, alcanzar las costas de Canarias desde Mauritania. Sólo en el mes de septiembre 7.331 han llegado a Gran Canaria y Tenerife principalmente.

Lejos de reducirse la presión migratoria, ésta ha ido en aumento constante en este último año porque el hambre no entiende ni de política ni tampoco de geografía.
 

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