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sociedad - DOMINGO, 9 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

congreso de la fpav / actos

El defensor del Pueblo Andaluz respalda el
enfoque de Educación para la Ciudadanía

CEUTA
Elsa Cabria
elsacabria@elpueblodeceuta.com

El Defensor del Pueblo Andalúz, José Chamizo, dio ayer por bueno el enfoque de ‘Educación para la Ciudadanía’, una asignatura que ha sido tan polémica en su comunidad donde seis familias llevaron la materia al Tribunal Superior de Justicia (TSJA) aunque las denuncias fuesen desestimadas. Después de conclur su ponencia ‘Hacia la interculturalidad’, en el I congreso de ‘Convivencia entre culturas’, que se realizó en Ceuta, y tras asegurar haber leído el grueso de los textos, en especial el del filósofo José Antonio Marina, manifestó su aprobación “si se hace bien y se promueve la educación en valores”. A su juicio, “está bien tratado el tema de los derechos humanos, la familia y la individualidad” por lo que no contempla la asignatura “como un catecismo”.

Su respaldo a ‘Educación para la Ciudadanía’, una materia que le “gusta”, ha venido reforzado por la calidad de los textos. “Se le ha dado mucha importancia a una asignatura que sino funciona, se puede retirar del currículo. Más importante es la ausencia de los padres en la educación de los jóvenes y no se le da tanta cancha”, subrayó.

Con el discurso más lúcido y locuaz de todo el congreso, Chamizo se alejó del previsible lenguaje académico para recordar a los allí que la sociedad actual, inmersa en un mundo globalizado, padece una nueva pandemia relacionada con la salud mental; “la epidemia de la tristeza”. En este sentido, aportó el alarmante dato de que, en 2006, en Andalucía, “un millón de personas se dieron de baja por depresión”.Una enfermedad contra la que sólo se puede luchar “en el territorio de la sensibilidad, ese que no cotiza en bolsa”, reprobó.

Según explicó Chamizo, el problema del modelo macroeconómico actual tiene varias cabezas: Hay exceso de información mediática, los pisos en las ciudades son “jaulas”, el pensamiento crítico “ha desaparecido” y este círculo vicioso de complicaciones ha derivado, en su opinión, “en la perdida del valor de lo público”.

Para recuperarlo, habría que iniciar una “revolución de humanismo, lejos de las armas”. En ese maltrecho camino hacia el fomento de lo plural a través de la convivencia, Chamizo matizó las diferencias entre conceptos tan manidos como ‘multiculturalidad’, ‘integración’ e ‘interculturalidad’, aplicándolos a Ceuta. “Aquí la multiculturalidad existe porque supone la coexistencia cultural”, pero donde no fue tan amable fue al diferenciar los otros dos términos. “La interculturalidad exige convivencia y ahí está la encrucijada actual para hacer efectiva la integración”, explicó.

Con ejemplos irónicos como la colonización sin límites que ejercen determinadas compañías de hamburguesas norteamericanas en la sociedad española, reconoció no comprender porqué después la gente “no acepta” la marca de otras culturas más próximas. “Sin igualdad de derechos y deberes, no puede haber diálogo intercultural, pero al final no hay miedo a otras culturas, lo que hay es miedo a la pobreza, la de aquí y la de allá”, enfatizó.

Este Licenciado en Historia de la Iglesia dijo que la religión para los creyentes y la interioridad para los ateos son valores “esenciales para combatir la globalización”. Pero para ello, subrayó, “el papel de las religiones tiene que ser otro actualmente porque el diálogo de fe hoy día es raquítico”.
 


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