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					El presidente regional del Partido Popular, Pedro Gordillo 
					estuvo especialmente crítico con la oposición en estas 
					elecciones, aunque quiso dejar claro que ni él, ni el PP 
					tienen una “pataleta” como les ha acusado Carracao, el 
					candidato socialista tras las declaraciones de Gordillo en 
					relación al anuncio del líder de UDCE, Mohamed Ali de apoyar 
					al PSOE en estos comicios. 
					 
					“En absoluto, esta interpretación no es verdad. Yo no tengo 
					ninguna pataleta contra Mohamed Alí -dijo Gordillo-. Lo 
					único que juzgo es la actitud de Ali que anda de flor en 
					flor y no me parece una política adecuada, porque se debe 
					ser serio en las convicciones y en los apoyos”, señaló antes 
					de añadir que “si yo tuviera de compañero a Mohamed Ali en 
					mi coalición no me gustaría que cuando me de la espalda me 
					propine una patada, y eso es lo que le ha hecho a Izquierda 
					Unida”, comentó.  
					 
					“Todos hubiéramos entendido que apoyara a Izquierda Unida 
					por coherencia. Pero es una incongruencia lo del PSOE”, 
					aseveró. 
					 
					Pedro Gordillo, que se encontró realmente a gusto entre los 
					suyos en este primer día oficial de puerta a puerta que ha 
					llevado a cabo el Partido Popular en un nuevo día donde la 
					lluvia volvió a ser, como el primer día, la protagonista de 
					la jornada de campaña electoral. 
					 
					Gordillo insistió en que en el PP “no tenemos pataleta 
					ninguna. Sólo recordemos que en las pasadas elecciones de 
					2004 el señor Ali también apoyó al PSOE y, pese a ello, el 
					Partido Popular ganó por mayoría”, apuntó como dato 
					histórico.  
					 
					“Nosotros no nos preocupamos de Ali, ni mucho menos”, dijo. 
					“A nosotros lo que nos importa es hablar y dialogar con el 
					pueblo de Ceuta, casa por casa. Y esto es algo que podemos 
					hacer, gracias a Dios porque tenemos muchos militantes, no 
					como el PSOE que caben en un taxi”, ironizó ante los medios, 
					lo que provocó la carcajada de sus correligionarios. 
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