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sociedad - LUNES, 14 DE ABRIL DE 2008


joven cuidador de persona mayor. nicol's

Ley de Dependencia
 

Mucha dependencia
y poca psicología

El Colegio de Psicólogos de Ceuta
advierte la falta de apoyo desde el
punto de vista de este campo de la
ciencia de la Ley de Dependencia, por lo que aseguran no sentirse representados en los nuevos órganos creados
 

CEUTA
Sheila Anaya

local
@elpueblodeceuta.com

La Ley de Dependencia supuso una mejora sustancial para la tercera edad, en cuanto al reconocimiento de una serie de prestaciones como la atención en el domicilio y el respaldo a la actividad de los cuidadores, tanto profesionales como de la propia familia. Sin embargo, al margen del gran paso dado en materia social, la normativa carece de fundamento psicológico para apoyar sus preceptos, algo que ponen de manifiesto desde el Colegio de Psicólogos de Ceuta. Para el presidente de este organismo, Juan Delgado, la Ley de Dependencia “constituye un paso esencial para el desarrollo de lo que se ha convenido en llamar ‘cuarto pilar’ del Estado de Bienestar”. No obstante, Delgado también señala que “el desarrollo de esta ley ha evidenciado una despreocupación muy significativa por todos aquellos aspectos psicológicos relacionados con la promoción de la autonomía personal y la atención a las personas en situación de dependencia”.

Para el representante del gremio en la ciudad, los psicólogos deberían estar presentes y ser reconocidos claramente en el desarrollos normativo, como en los Órganos de Valoración, en la elaboración del Programa Individual de Atención (PIA) y en sus reajustes, en la configuración de los servicios incluidos en la Cartera de Servicios, en la formación y en el desarrollo de programas de cuidado a cuidadores. Asmismo, también pide representación en “el sistema de acreditación, establecimiento de estándares y parámetros que verifiquen la calidad tanto de los servicios como de los procesos, y en los programas de investigación y desarrollo vinculados a la dependencia, por supuesto”. Pero desde el Colegio de Psicólogos inciden en que “estos profesionales, altamente cualificados en el ámbito de la Dependencia y poseedores de una elevada experiencia laboral en los últimos veinte años, ni siquiera fueron llamados en su momento a consulta, y mucho menos a participar en la elaboración y tramitación de la Ley”. Poco más de un año después de su promulgación, las cosas parecen no haber variado mucho.

Baremos mal planteados

Con respecto al baremo de valoración de la situación de dependencia, este se divide en tres clasificaciones que se le otorgan al paciente una vez analizado su caso: moderado, severo y gran dependencia. No obstante, Delgado recuerda que, según la propia normativa, este instrumento “debería tener entre sus referentes la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF), adoptada por la Organización Mundial de la Salud”. El representante de los psicólogos ceutíes defiende en sus planteamiento la valoración de los factores psicológicos implicados en la dependencia no está presente. “Por ejemplo, no se toman en cuenta aspectos neuropsicológicos y cognitivos en general, ni los aspectos emocionales, relacionales y actitudinales”. Además, añade que “el baremo conlleva un enfoque valorativo netamente paliativo y asistencialista, y esto entra en contradicción con el espíritu de la propia ley”.

A todo esto hay que añadir que “la definición de las condiciones de dependencia que presenta la escala es muy restrictiva” afirma Delgado. “No aparecen ítems que se correspondan con ámbitos definidos en la CIF sobre aprendizaje y aplicación de conocimientos, tareas y demandas generales, comunicación o relaciones e interacciones interpersonales”. Para los psicólogos ceutíes tampoco se define quién puede evaluar su formación, experiencia profesional y cualificación.

Desde el Colegio de Psicólogos de Ceuta observan “cierta arbitrariedad” en la asignación de pesos en los ítems y en la ponderación de las áreas de funcionamiento. En conclusión, “lo cierto es que nos encontramos ante un baremo de valoración restrictivo, paliativo y asistencialista, que olvida las recomendaciones de organismos internacionales que sugieren un enfoque biopsicosocial” advierte Delgado.

Diferencias entre comunidades

En cuanto a los órganos de valoración, la Ley especifica que serán las comunidades autónomas quienes se encargarán de determinarlos. Sin embargo, “no se especifica en absoluto ni su composición, ni su estructura y, en todo caso, se afirma que será el propio Consejo Territorial quien deberá acordar unos criterios comunes de composición y que ésta tendrá carácter público” explica el decano del Colegio de Psicólogos ceutí. Esta “falta de definición por parte del legislador” ha provocado “la existencia de diferencias significativas entre las legislaciones autonómicas, al menos en cuanto a la composición, estructura y formación de los mismos se refiere”. En el caso de Ceuta y Melilla, la normativa contempla que el equipo técnico de valoración estará compuesto por un médico, un psicólogo y un titulado medio del área sanitaria o social. Aunque esto queda lejos de los equipos previstos para otras regiones Sin embargo, el desarrollo normativo de este precepto legislativo lleva un ritmo diferente en casa comunidad autónoma, “llegando a establecerse diferencias de más de siete meses entre ellas”.

Por todo esto, Delgado afirma que “se evidencia una falta general de homogeneidad, con el perjuicio y la discriminación que ello puede provocar en las personas dependientes de distintos lugares del territorio nacional”. Desde el Colegio de Psicólogos se preguntan cómo se ha podido crear esta situación, aunque el decano del organismo explica que “la solución no es sencilla y, sólo puedo atisbar algunos factores justificativos que creo subyacerán en la lógica explicativa del problema”. Con esto, Delgado se refiere “a las prisas del legislador para promulgar la Ley en un momento determinado y a la necesidad de reducir los costes económicos del desarrollo legislativo por medio del empleo de un baremo fácil de aplicar por cualquier profesional universitario”, en donde se “obvia claramente la formación y perfil profesional adecuado, entre otros aspectos”.

A pesar de todas estas valoraciones, desde el Colegio de Psicólogos afirman que “no debemos ser pesimistas”. Así, Delgado vaticina que “poco a poco, la propia sociedad irá exigiendo e imponiendo las reformas adecuadas para la solución de estos y muchos otros problemas relacionados con la dependencia y finalizando con ello un proceso de depuración que nos brinde una buena Ley”.
 

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