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ACTUALIDAD - MIÉRCOLES, 15 DE OCTUBRE DE 2008

 

el gobierno ceutí activa su plan de inversiones

Virtudes y defectos del ‘ya te lo pagaré’

CEUTA
Gonzalo Testa

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La Ciudad Autónoma de Ceuta ha decidido sufragar por la vía del pago aplazado la construcción del campus universitario en el antiguo cuartel del ‘54’ y de tres grandes actuaciones urbanísticas en Terrones, el Polígono Virgen de África y San José-Hadu por tres razones fundamentales: una, Vivas y Márquez dixit, porque “es legal”; dos, porque permite adelantar inversión pública en un momento difícil para la economía (y así, generar actividad económica productiva que repercuta positivamente vía impuestos en la Asamblea y empleo) sin endeudarse más de lo que ya obligará a hacerlo el pago (10 millones de euros) de las obras de emergencia forzadas por el temporal; y tres, porque la Consejería de Hacienda está convencida de que así las obras le saldrán más baratas que por el método tradicional de pedir recursos a un banco como cualquier particular que quiere algo que no puede pagar a tocateja.

El primer punto no admite duda. El segundo, visto que incluso el Estado ha recurrido a este procedimiento para 2009 con el mismo propósito a pesar de que Solbes ha puesto en cuestión más de una vez sus virtudes, aparentemente tampoco. Otras comunidades como Extremadura, en manos del PSOE, también han planteado pagar ‘a la alemana’ la construcción de centros educativos y sociales para sortear la crisis inmobiliaria y la “escasez” de liquidez.

Sobre el tercero sí existe debate alrededor de sus virtudes y defectos. Mediante el mecanismo tradicional de contratación de obra, el coste de estos proyectos computa como gasto público, y por tanto engrosa el déficit, ya que las obras se pagan conforme se van ejecutando (y se dispone de liquidez). El pago aplazado pasa simplemente por diferir los pagos, con las ventajas e inconvenientes que eso conlleva. Según los especialistas consultados, lo mejor es que permite repartir el impacto económico de proyectos muy costosos, pero, por el contrario, obliga a presupuestar esos ejercicios futuros teniendo en cuenta los compromisos de pago contraídos, igual que quien suscribe un crédito, que corre el riesgo de ahogarse si fallan sus planes de ingresos.

El plan expuesto ayer por Márquez pasa por empezar a abonar las obras que se liciten al inicio del ejercicio presupuestario siguiente al de conclusión de las mismas y durante cuatro años a las empresas adjudicatarias de los proyectos, que actuarían como ‘pseudo-bancos’ de la operación.

En Hacienda están convencidos de que serán las propias constructoras las más interesadas en ofrecer el tipo de interés más bajo posible, con las ventajas que les da su privilegiada posición ante las entidades crediticias, con lo que al final el coste extra será menor para la Administración, que espera encontrar un mejor escenario económico a partir de 2012 para hacer frente a estas obligaciones y que, en todo caso, pone los ingresos del Fondo de Compensación Interterritorial (10,3 millones este año; 10,4 para 2009 según el borrador de Presupuestos Generales del Estado presentado, cantidad que aún se espera incrementar) como garantía de pago.

Pero no todo el mundo hace estas previsiones. Hace dos años, cuando ya habían vencido las restricciones europeas que obligaban a velar noche y día por el déficit para entrar en la UE, el Tribunal de Cuentas (TC) emitió un informe en el que recomendaba al sector público “replantearse” sus razones para recurrir al pago aplazado.

“Caso por caso” y con cuidado

En su dictamen, el Tribunal sugería decidir “caso por caso”, con una atención muy especial a la subcontratación, y tras “los correspondientes estudios de carácter técnico, económico y financiero” este tipo de adjudicaciones por el “sobrecoste” que apreciaba en las últimas operaciones de este tipo realizadas por la Administración General del Estado por el diferencial ofertado por los adjudicatarios sobre el tipo de interés de referencia para que su obra no perdiese valor con el tiempo.

Según los cálculos del Tribunal de Cuentas en las obras concedidas entre 1997 y 2002 por los gobiernos de Aznar ‘a la alemana’ ese desfase llegaba al 5%, con lo que las obras se habría encarecido de media un 31% (al final, un 13%, puesto que en el ‘método alemán’ el pago del IVA regresa a la arcas estatales y la colocación de la deuda tiene también sus gastos).

La Ciudad Autónoma de Ceuta no ha recurrido nunca hasta ahora a este método de contratación, que también se planteó (por un importe muy similar) para sufragar el macroproyecto de soterramiento del entorno del Mercado Central de Abastos.

Ahora, según explicó ayer Márquez, este procedimiento servirá al Ejecutivo de Vivas para completar la “avalancha” de proyectos que el Gobierno prevé culminar antes del final de esta legislatura en favor de la “transformación urbana” de Ceuta, serie en la que el consejero citó ayer las peatonalizaciones de parte del centro urbano, la gran actuación que se prevé en el Brull y en la Manzana y sus calles anexas, el Plan Especial del Príncipe Alfonso o la todavía no concretada en Patio Hachuel-Víctori Goñalons.
 


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