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ACTUALIDAD - DOMINGO, 7 DE DICIEMBRE DE 2008


Teresa García de Vinuesa.  reduan.

XXX ANIVERSARIO DE LA CONSTITUCIÓN
 

“Las víctimas deben estar en
el corazón de una sociedad democráticamente sana”

La delegada de la AVT en Ceuta, Teresa García, reivindica con un discurso emocionado y agradecido el recuerdo de todos los “embajadores” de la ciudad que vieron segada su vida “por llevar uniforme”

CEUTA
Gonzalo Testa

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Después de tanto mensaje y reclamación política como se ha oído durante los últimos años a los representantes de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), su delegada en Ceuta, la periodista Teresa García de Vinuesa, tomó ayer la palabra en el Salón del Trono del Palacio autonómico durante los actos del XXX aniversario de la Constitución, consagrados este año a homenajear a ese colectivo, para llegar al corazón de los ceutíes de forma individual y colectiva, para reclamar el lugar que conceden a quienes han sufrido más de cerca la barbarie de los violentos los valores fundamentales de la Carta Magna.

La delegada de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) en Ceuta, Teresa García de Vinuesa, hija de un funcionario de prisiones al que un paquete bomba con 400 kilogramos de explosivos en el interior de un libro cambió su vida para siempre, llenó ayer de lágrimas y aplausos el acto organizado por la Ciudad y la Delegación para conmemorar el XXX aniversario de la Constitución y homenajear, de paso, a las víctimas del terrorismo a través de su artículo 15, que literalmente dice que todos los españoles “tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes” justo antes de consagrar la libertad “ideológica, religiosa y de cuelto” en el 16.

“Discúlpenme si hoy mi voz se quiebra al hablar. Comprendan la emoción que siente una víctima del terrorismo después de que durante años se silenciara su palabra. Hoy la Constitución nos devuelve la libertad de expresión. Gracias”, inició su alegato en defensa de la libertad, la justicia y la oposición a la barbarie la periodista, que no eludió mostrar sus propias heridas durante su intervención.

García de Vinuesa era una niña de Primaria cuando su padre, en la prisión de Las Palmas, se cruzó un día con Iñaki de Juana Chaos, antiguo jefe militar de ETA, huido de la justicia española de nuevo desde hace 26 días.

“¡Hombre¡, Francisco Vinuesa, conocido torturador de las prisiones de Málaga y Ceuta. Usted y sus familiares sí que son terroristas. También conozco a su hermano Rafael, funcionario de la prisión de Ceuta. Si le veo por la calle, le meteré veinte tiros en la frente. El odio que usted le tiene a ETA y esta actuación que han tenido hoy contra mí, será puesta en conocimiento de mi organización”, le juzgó y condenó. Ocho meses después, un libro con 400 gramos de explosivo en lugar de páginas le dejó una vida a medias, resquebrajada por esa onda expansiva interna que, según recordó ayer su hija, llega mucho más adentro que las balas.

“Ojalá, ojalá nos devolviera la vida de nuestros seres queridos o el equilibrio psicológico de quien pudo eludir la muerte y hoy está vivo para contarlo”, deseó con rabia desde el atril. Desde allí tuvo palabras también para esos jóvenes que ni siquiera pudieron conocer a sus progenitores porque aún no habían nacido cuando “los miserables terroristas” segaron sus vidas.Y para los padres de las víctimas (“¡qué mayor dolor que la pérdida de un hijo por llevar uniforme!”, se preguntó). Y para sus parejas tuvo palabras de cariño y comprensión y de reivindicación sobre el escaso castigo en forma de años entre rejas que a juicio del colectivo reciben los etarras.

“Profundas cicatrices”

“Las heridas psicológicas no se ven, pero dejan unas profundas cicatrices en el alma, y es que jamás podremos olvidar a todos los que nunca volverán a esta tierra, a todos esos embajadores de Ceuta que fueron asesinados por llevar uniforme para trabajar”, denunció antes de prometer que mientras le queden fuerzas y siga considerando que es una causa justa seguirá luchando por las víctimas del terrorismo.

La AVT, aa la que representa en la ciudad, es una organización apolítica de carácter benéfico asistencial que fue constituida en el año 1981, con el objeto de socorrer a todas las víctimas del terrorismo del abandono y marginación del Estado, así como de muchos sectores de la sociedad española. Actualmente, el total de la población atendida por la AVT supera, según esta misma fuente, las 6.000 personas.

Para todas ellas pidió Vinuesa un hueco en el corazón de la sociedad ceutí y española porque, recordó, “el corazón en el que están las víctimas del terrorismo es el de una sociedad democráticamente sana”, con corazón, ojos y oídos. “La paz no se puede conseguir a costa de cerrar los ojos”, cerró su intervención, “por eso yo por ti, paz, de doy mis ojos”. Una atronadora ovación solidaria le sirvió de simbólico pañuelo para enjugar sus lágrimas.
 


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