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					Hussain es el propietario del restaurante de la Ribera desde 
					hace seis años. Al principio, su negocio era desmontable, 
					como quiere Costas que sea de nuevo, pero actualmente su 
					estructura la sustenta una base de cemento sobre la que se 
					erigen unos pilares de hierro recubiertos de una chapa 
					metálica y un forraje de mimbre y paja. Es decir, una 
					edificación que no es de quitar y poner.  
					 
					Este es el único restaurante que existe a pie de playa y el 
					canon que se le impone a Hussein para todo el año es de 
					6.000 euros. “Nosotros ganamos lo justo para pagar a los 
					trabajadores y para comer durante todo el año”, dice Hussain. 
					“En invierno viene poca gente y dependemos del verano”. 
					Además, el propietario lamenta el coste que va a suponer el 
					hecho de traer grúas para el montaje anual del restaurante 
					en caso de que esta sea la decisión final de Costas. Aun 
					así, Hussain asegura que seguirá manteniendo el comercio los 
					próximos tres años, aunque no sabe si por mucho tiempo; 
					lleva seis años en la empresa y la concesión tiene un máximo 
					de 12 años, con obligatoriedad de pedir cada tres la 
					renovación. “No sé si cuando pasen esos 12 años seguiré 
					aquí, porque el restaurante no solamente es la hora de 
					comer, hay que estar aquí todo el día”. Hussein mandó hace 
					ya un tiempo la solicitud de prórroga, pero no ha obtenido 
					una respuesta por el momento. Él mantiene la esperanza y se 
					fija en Estepona: “Allí han construido 13 chiringuitos 
					ahora, y de obra”.  
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