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ACTUALIDAD - JUEVES, 3 DE JUNIO DE 2010


GUARDIACIVILES. REDUAN.

TRIBUNALES
 

Un testigo presencial confiesa que lo coaccionaron para inculpar a ‘Tafa’, ‘Manteca’, ‘Tos’ y ‘Tapiño’

El declarante viajaba en el coche con el
lesionado y dos sobrinos de este en el Puente del Quemadero 4Uno de ellos le dijo cómo eran físicamente los procesados para que los “señalase” en el álbum de la Policía. Los acusados negaron su implicación y justificaron su presencia en otros lugares el día de los hechos
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La primera sesión sobre el tiroteo de aquel 22 de octubre de 1997 en el Puente del Quemadero estuvo repleta de sorpresas y tensiones. Tal es así que uno de los testigos presenciales de los hechos confesó que lo habían coaccionado para inculpar a los sospechosos, conocidos y apodados en la ciudad como ‘Tafa Sodia’, ‘Manteca’, ‘Tos’ y ‘Tapiño’. Además, el denunciante “no identificó” a un quinto imputado que se sentó en el banquillo junto a sus compañeros en el Penal. Los encausados negaron, en todo momento, su implicación en los hechos mientras que el herido cree que lo ”atacaron” al vincularlo con otras personas del barrio.

Contradictorias aunque finalmente concluyentes fueron las declaraciones vertidas ayer por uno de los testigos presenciales del tiroteo que tuvo lugar el 22 de octubre de 1997 en el Puente del Quemadero, por el que el Ministerio Fiscal en la ciudad sentó en el banquillo de los acusados a los apodados y conocidos en la ciudad como ‘Tafa Sodia’, ‘Manteca’ ‘Tos’, ‘Tapiño’ y otros dos procesados más.

El testigo presencial admitió ser amigo del lesionado, haber viajado ese día en el coche junto a dos sobrinos de este y que uno de ellos, le “comió la cabeza” para que inculpase a los imputados. Durante el relato de los hechos, el declarante se mostró dudoso aunque alegó que por aquella fecha habían consumido alcohol, hachís y pastillas. Sin embargo, admitió que, al ir sentado en la parte trasera del vehículo, no pudo ver el rostro de los autores de los disparos. “Un vehículo se detuvo ante nosotros, se abrieron las puertas y empezaron a disparar. Al momento, salí corriendo y fui a las Caracolas a refugiarme en casa de una amiga”, explicó el testigo.

Sin embargo, su declaración ante la Policía, quince días después del suceso, fue totalmente opuesta ya que manifestó que le habían cacheado y disparado a los pies las personas encausadas. “La familia de mi amigo me dijo que recibirían un dinero y que me pagarían. Por eso, 15 días después fui a Comisaría junto a uno de los sobrinos, que se sentó a mi lado y me dijo cómo iban vestidos los acusados en la rueda de reconocimiento para que yo dijese lo mismo”, confesó el declarante, a duras penas y tras un intenso interrogatorio por parte de uno de los letrados de la defensa.

No muy diferentes fueron las palabras de uno de los acusados que, en un primer momento tras los hechos, fue considerado testigo protegido aunque más tarde la Fiscalía le imputaría los mismos cargos que a sus compañeros de banquillo. Este manifestó que viajaba en un vehículo dos puestos atrás del coche de los denunciantes y que al escuchar los disparos, el conductor giró “como pudo” para dar marcha atrás. Lo único que pudo ver fue que “tres o cuatro personas” bajaban de un turismo con armas de fuego y un cuchillo que “no eran los acusados porque tenían un color de piel más oscuro, tenían un acento más fuerte e iban sin pasamontañas”, apuntó el declarante. Minutos después, “dimos la vuelta y encontramos un control de agentes de la Policía Nacional y el conductor contó lo que había ocurrido. Así que nos dijeron que nos fuéramos apuntando sólo la placa de matrícula de nuestro coche”, apostilló. A preguntas de uno de los abogados de la defensa, el imputado afirmó haber recibido “presiones” por parte de la familia del tiroteado para que declarase “en contra de ellos” y ya en 2002, y tras ser denunciado en varias ocasiones “pasé de testigo protegido a acusado, sin que nadie me haya preguntado si apunté con una pistola a alguien”, concluyó.

Otra versión de los hechos

Por su parte, el resto de acusados negó haber estado en el escenario de los hechos aquel 22 de octubre de 1997 e incluso recalcaron que no se conocían hasta la apertura de dicho procedimiento. El apodado como ‘Tafa Sodia’ insistió en que nunca se le tomó declaración policial y que la firma que constaba en los atestados no era la suya. “No tenía edad para tratar con ninguno de los imputados e incluso al perjudicado, a día de hoy, aún no lo conozco”, mantuvo durante su intervención en el juicio. Según este, el día de los hechos estaba jugando al ‘squash’ y en cuanto recibió la denuncia policial se presentó “voluntariamente” en Comisaría donde “no presté ninguna declaración hasta llegar ante un juez”, finalizó.

Seguidamente, el conocido bajo el alias ‘Tos’ aseguró que el 22 de octubre de 1997 fue al restaurante La Alhambra a ver un partido de fútbol junto a su esposa e hija alrededor de las ocho de la tarde recordando que ese día “el Real Madrid ganó la Liga de Campeones”. A preguntas del Ministerio Fiscal, que le expuso una facturas de 21.250 de las antiguas pesetas, el encausado alegó tener una nave que lo “sustentaba” y que el restaurante era del marido de su hermana, por lo que pudo hacer frente al gasto ya que “una vez al año no hace daño”, argumentó. Con respecto a sus declaraciones en Comisaría, el procesado negó que fuera su firma e incluso añadió “no recordar” la misma. Además de haber conocido a su compañero de banquillo en prisión, “nunca antes”, terminó.

”No sé ni por qué estoy aquí”. Con esta breve pero concisa cuestión inició su intervención el apodado como ‘Tapiño’, que explicó al jurado que en esa fecha se encontraba con sus padres, que “jamás” había mantenido contacto ni conocía personalmente al resto de encausados además de admitir que una familiar del herido “me dijo que acusara a Tafa, a lo que me negué porque no tuve nada que ver con esto y por eso, la firma de la declaración no es mía”, relató.

El interrogatorio de los acusados concluyó con la intervención del conocido como ‘Manteca’, que expuso y justificó que en el momento del tiroteo se encontraba en Algeciras regresando de un viaje a Sevilla, en el que había estado con su mujer, su madre y su hermana. Al parecer, este sí conocía al herido de bala “de vista pero no tenía relación con él” mientras que a su sobrino lo conoció en prisión.

El encausado presentó al tribunal las facturas y justificantes de gastos de su estancia en Sevilla, donde fue para una revisión médica por su discapacidad física, por lo que la defensa aprovechó para alegar que “sería imposible que cogiese un arma sin apoyarse en ningún sitio ya que debe utilizar las extremidades superiores para manejar el aparato de sus piernas”. El imputado remató su declaración manifestando que en los tres careos a los que le habían sometido ”nadie me reconoció”.
 


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