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sucesos - SÁBADO, 5 DE JUNIO DE 2010


barriada 'el principe'. archivo.

tribunales
 

El “odio” a los acusados fundamenta el alegato final de los abogados defensores

Los letrados toman como referencia el
sobreseimiento de esta causa dictado en el año 2000. La jueza instructora y la Fiscalía determinaron la imposibilidad de la acusación debido a los conflictos previos entre las partes implicadas
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La tercera y última de las sesiones del juicio que ha tenido como objeto esclarecer la autoría del tiroteo que tuvo lugar el 22 de octubre de 2007 en el Puente del Quemadero, concluyó con el alegato final de los cuatro abogados que han conformado la defensa de ‘Tafa’, ‘Manteca’, ‘Tos’, ‘Tapiño’ y un “dudoso” quinto imputado. Según apuntaron los letrados, el “odio” hacia los encausados “pudo ser el móvil” utilizado por la acusación para emprender este procedimiento legal, que fue archivado en el año 2000 cuando la jueza instructora y la Fiscalía determinaron que ya existían conflictos previos entre ambas partes.

Después de tres intensas sesiones de careos entre acusaciones y defensas, poniendo en tela de juicio cada palabra, cada gesto o cada actuación de los declarantes ante el tribunal del Juzgado de lo Penal, llegó el momento del alegato final, previo al dictamen de la sentencia a la que seguro esperarán con ansia ambos postulados.

Los cuatro abogados que han representado en estos días la defensa de los cinco acusados por el tiroteo de 1997 en el Puente del Quemadero sustentaron un argumento común apuntando al “odio” como móvil de la acusación formulada por los denunciantes y sus familiares hacia los procesados: ‘Tafa Sodia’, ‘Tos’, ‘Manteca’, ‘Tapiño’ y el “más que dudoso” quinto imputado, que pasó de testigo protegido a compañero de banquillo de los anteriores en apenas cuatro años, al parecer, “por no permitir la coacción de los denunciantes”, apuntó la defensa.

Cobró especial relevancia en los informes finales el paso del tiempo, esos 13 años en los que incluso una jueza instructora y el Ministerio Fiscal en la ciudad dictasen el sobreseimiento de la causa allá por el año 2000 al no encontrar “la autoría del hecho criminal por el escaso acervo probatorio”. Según informaron los letrados, por aquella fecha la jueza que instruía el procedimiento donde se practicaron todas las pruebas actuales llegó a tal resolución al detectar “motivos espurios de venganza” por parte de los denunciantes. Mientras que la Fiscalía comprobó que ya en julio de ese mismo año las “previas relaciones familiares eran conflictivas e impidieron formular acusación contra los imputados”, siguiendo a este respecto la doctrina marcada por el Tribunal Constitucional.

Sin embargo, en diciembre del mismo año la Audiencia Provincial revocó la resolución judicial ordenando la toma de declaración y una rueda de reconocimiento debido a una denuncia de un familiar del tiroteado, a raíz de la cual se produjo la reapertura de las actuaciones en 2005, cuando la Fiscalía imputó al quinto procesado, anterior testigo protegido. “Como los sobrinos no consiguieron inculpar a otra persona desconocida que estuvo en Puente Quemadero, coaccionaron a otro testigo presencial para que declarase a su favor. Y la negativa de este lo ha llevado a la vista de hoy”, concluyeron los defensores.
 


Las estrategias de las acusaciones, similares al “entramado que rodeó al ‘caso Kimbi’”

“Las estrategias que han utilizado los letrados de la acusación guardan similitud con el entramado que rodeó al ‘caso Kimbi’”. Con estas palabras inició su alegato final uno de los letrados de la defensa que además perteneció al mismo postulado durante el juicio del famoso ‘caso Kimbi’, que concluyó con la absolución de los imputados por parte del Tribunal Supremo. A este respecto, el letrado hizo referencia al imputado que durante cuatro años fue considerado como testigo protegido pasando luego al banquillo de los acusados, las varias declaraciones que se tomaron 15 días después de los hechos o los ocho meses transcurridos para que el herido de bala ofreciese su primera versión de los hechos. “Sabían que hubo una quinta persona que participó en los hechos aunque no ha estado en esta sala. Y como no consiguieron localizarlo con apodo o por descripción introdujeron a este último. Las irregularidades en la instrucción es evidente que han estado a la orden del día”, confluyeron los letrados.
 


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