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					Tras el fallecimiento del inmigrante del CETI Paul Charles 
					que acabó sepultado bajo los residuos de uno de los camiones 
					de la Planta de Transferencia, la Ciudad Autónoma, a través 
					de la Consejería de Medio Ambiente, ha tomado medidas. En 
					primer lugar, ya se han mantenido contactos con Delegación 
					de Gobierno y se ha solicitado “que se intente reforzar la 
					vigilancia en la Planta”.  
					 
					Además, la empresa adjudicataria, Urbaser, se encuentra 
					levantando “muros en todo el perímetro de la Planta a una 
					altura muy importante para evitar los saltos al interior”. 
					Por otra parte, “se pondrá el doble de vigilancia en la 
					puerta para que nadie pueda entrar durante el proceso de 
					vaciado de los contenedores”. Aún así, “dentro de las 
					dificultades es muy complicado parar a estas personas”. Bel 
					también aseguró que “nada para a estas personas porque 
					tienen una vida muy difícil y no les frena nada. Incluso una 
					Planta de Transferencia, que es la manera más peligrosa de 
					intentar salir de la ciudad”. Y es que “viajan en 
					compartimentos estancos, prácticamente sin oxígeno y 
					rodeados de basura. Puede ocurrir lo que ha pasado, que ha 
					habido una muerte”. Por otro lado, la consejera también 
					explicó que “los trabajadores de la Planta viven su quehacer 
					diario con mucha tensión ya que siempre tienen ese miedo de 
					si alguien se ha colado dentro”.  
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