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					El tradicional ‘Encuentro’ que realiza cada año la Fervorosa 
					Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Nazareno y 
					Sacratísima Virgen de la Esperanza seguramente habrá sido 
					uno de los momentos más bonitos y brillantes de la Semana 
					Santa de 2011, pese a que la Hermandad retrasó su salida y 
					acortó su itinerario debido a la amenazante lluvia. 
					 
					Las adversidades meteorológicas están desluciendo la Semana 
					Santa de Ceuta aunque no han conseguido, hasta la fecha, 
					dejar a ninguna de las hermandades sin poder realizar su 
					Estación de Penitencia. 
					 
					Ayer la Cofradía conocida por ‘El Encuentro’ vio cómo esas 
					inclemencias les obligaba atrasar la salida cuarenta y cinco 
					minutos. Además, tras varias reuniones realizadas, los 
					miembros de la junta de gobierno decidieron acortar el 
					itinerario inicial para evitar verse sorprendidos, a medio 
					camino, por una siempre temible lluvia, tal y como se 
					recogía en todas y cada una de las previsiones consultadas. 
					 
					Finalmente, alrededor de las 21.00 horas, la Cruz de Guía 
					del cortejo de nazarenos que acompañó a Nuestro Padre Jesús 
					Nazareno y la Sacratísima Virgen de la Esperanza marcaba el 
					inicio del procesionar de esta Hermandad, emplazando a los 
					cientos de ceutíes que, desde antes de las 20.00 horas ya se 
					arremolinaban por los alrededores de la Plaza de África, a 
					vivir un nuevo encuentro entre Madre e Hijo bajo los sones 
					del siempre esperado ‘Novio de la Muerte’ que año tras año 
					entonan los legionarios. 
					 
					Y es que los ciclos anuales renuevan la fuerza del pueblo 
					ceutí para convertir esa noche, la del encuentro en única y, 
					gracias a Dios, en repetible. Se derraman lágrimas y 
					aplausos, miradas y flashes de cámaras ajenas o propias. Son 
					centenares las máquinas que van inmortalizando cada uno de 
					los suspiros de La Legión, Jesús o María; cada movimiento, 
					cada paso y cada mecido. 
					 
					Es imposible vivir en otro lugar una mezcla de sabores 
					religiosos y militares tan compatibles, tan al gusto del 
					paladar, de los ojos, el oído y el tacto. Algo que al amante 
					de la Semana Mayor le incita a llegarse a Ceuta cada Martes 
					Santo. Pasos muy cortos, elegantes con la Señora, acompasado 
					ritmo de paso del Nazareno con la pesada Cruz a cuestas 
					reviraba de izquierdas por la Plaza de Africa en tanto que 
					la Esperanza guapa, afligida de dolor, medio extendía sus 
					brazos con las manos buscando cobijarle. 
					 
					La Esperanza salió por González Tablas y giró hacia Plaza de 
					Africa tras oler directamente el mar desde la confluencia 
					con Paseo de las Palmeras. Un gentío espectacular esperaba 
					en los mejores sitios, aguardaba el momento del acercamiento 
					de los pasos, hasta rozar sus maniquetas. 
					 
					Los costaleros, sin dolor, a golpe de trabajadera lograban 
					la magia ayudados por una masa que ovacionaba la 
					impresionante chicotá del Encuentro. 
					 
					Unidos, pegados los pasos, los respiraderos transmitían el 
					esfuerzo de los de abajo. El Nazareno y la Esperanza, frente 
					a frente. El cornetín de órdenes del Tercio toca las notas 
					mágicas. Dispuestos. Los costaleros ya saben lo que tienen 
					que hacer. Lástima del tiempo, que desangró la continuidad 
					del ‘Encuentro’ en apenas 10 minutos. Tantas horas de espera 
					para tanta satisfacción comprimida en menos de un cuarto de 
					hora. Un acercamiento entre los pasos, una levantá al 
					unísono, un abrazo entre capataces y un intercambio de 
					“vivas” en la oscuridad, en el interior de los trancaniles 
					de los pasos. De fondo el tambor, encendiendo la música con 
					los palillos, pegando en la madera del tambor y fraguando el 
					ambiente a encuentro en las postrimerías del mismo. 
					 
					La emoción recorre el cuerpo de todas y cada una de las 
					cientos de personas que coincidieron en uno de los momentos 
					más apasionados de esta Semana Santa. El Nazareno (izquierda 
					‘alante’, derecha atrás) giraba sin prisas, pero sin pausas, 
					mientras una eternidad de acordes marciales marcaban el 
					paso. 
					 
					Finalmente, bajo la mirada de Juan Vivas, presidente de la 
					Ciudad, el comandante general, Enrique Vidal de Loño y el 
					presidente del Consejo de Hermandades, Juan Carlos Aznar, 
					que se encontraban en el balcón del Palacio Autonómico, 
					Jesús Nazareno se dio la vuelta para despedir a su madre y 
					hacer la carrera oficial, donde los ceutíes seguían 
					esperando para seguir de cerca a los titulares de esta 
					entrañable hermandad. 
					 
					Por último, y para evitar posibles sorpresas con la lluvia, 
					una vez finalizada la Carrera Oficial, el cortejo envocó por 
					Víctori Goñalons, para posteriormente dirigirse desde 
					Jáudenes hasta la Santa Iglesia Catedral, donde realizaron 
					Estación de Penitencia. Tras este emotivo momento vivido en 
					el interior de la Seo Septense, el cortejo se encaminó, sin 
					prisa pero sin pausa, hasta el Santuario de Nuestra Señora 
					de África, donde se puso punto y final a una Estación de 
					Penitencia corta pero intensa en emociones. 
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