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					‘Derechos Humanos en la Frontera Sur 2010-2011’ es el 
					informe anual mediante el que la Asociación Pro Derechos 
					Humanos de Andalucía (APDHA) ha realizado un análisis de las 
					políticas migratorias y de asilo de España y de la Unión 
					Europea, “cada vez más restrictivas”, dice dicha 
					publicación, que sitúa a Ceuta y Melilla como “una especie 
					de ciudades-centro de retención de inmigrantes”. Con una 
					línea bastante crítica y dedicando apartados específicos a 
					la ciudad autónoma, la entidad social considera que las 
					leyes se aplican “según las necesidades de la política de 
					control migratorio”, se desprende del documento.  
					 
					Para la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), 
					las actuaciones de la Unión Europea en materia de 
					inmigración son “el fiel reflejo de un continente que 
					pretende defender sus fronteras a cualquier precio basándose 
					en la externalización, cooperaciones condicionadas e 
					injerencias en las políticas de países terceros”. Bajo este 
					tono, que a lo largo de 96 páginas se va haciendo cada vez 
					más más grave, se van desprendiendo datos y cifras sobre la 
					inmigración en nuestro país a través del informe anual 
					‘Derechos Humanos en la Frontera Sur’, mediante el que la 
					entidad social dedica apartados específicos a Ceuta y la 
					sitúa, junto con Melilla, como “especie de ciudades-centro 
					de retención de inmigrantes”, donde los extranjeros “viven 
					en un limbo legal y vital” y las leyes se aplican “según las 
					necesidades de la política de control migratorio”.  
					 
					‘Ceuta y Melilla: en el limbo de los sueños’ es el título de 
					uno de los dos capítulos en los que APDHA retrata la 
					inmigración en la ciudad y la sitúa como “puerta de control“ 
					hacia Europa desde el sur, haciendo especial hincapié en la 
					dificultad que tienen las personas migrantes de acceder a 
					España y Europa al no pertenecer, ambas autonomías al 
					territorio Schengen. “Miles de personas son retenidas contra 
					su voluntad en una especie de “cárcel dulce, donde sus 
					ilusiones naufragan y sus ansias de futuro se convierten en 
					desesperación” lo que, a su vez, convierten al perímetro del 
					Tarajal en una “frontera asesina˝, describe, duramente, la 
					entidad social, que recuenta al menos once inmigrantes 
					fallecidos en la ciudad entre 2010 y lo que va de 2011. Las 
					entradas clandestinas contabilizadas por el Ministerio del 
					Interior ascendieron en 2010 a 1567 personas, de las cuales 
					fueron 560 a Ceuta y 1.007 a Melilla. Y ello contrasta con 
					las entradas que se produjeron en 2005 que alcanzaron las 
					5.556 personas.  
					 
					Visita al CETI 
					 
					En el pasado mes de enero, una delegación de la APDHA cursó 
					una visita al Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI), 
					durante la cual se entrevistaron con el director, Carlos 
					Bengoechea, así como con los servicios médicos, psicológicos 
					o jurídicos del mismo. De dicho encuentro, el informe 
					reproduce íntegramente las palabras del director del centro 
					según las cuales “las relaciones de Marruecos con España 
					están bastante mal y la policía marroquí hace la vista gorda 
					y están pasando sin tanta dificultad”.  
					 
					La imposibilidad de franquear la verja que separa el 
					territorio español del marroquí hace que los intentos de 
					paso se produzcan por otras vías de forma continua, casi 
					diariamente, entre dos y cuatro personas cada día, bien a 
					nado por la zona del paso de El Tarajal o por la bahía norte 
					franqueando el espigón de Benzú, bien en frágiles 
					embarcaciones en que se embarcan entre tres y cinco 
					personas, argumenta la entidad social tenor de las 
					investigaciones realizadas.  
					 
					Este “desnudo” de la inmigración en la ciudad no ha dejado 
					escapar los últimos intentos de pase a la península por 
					parte de los inmigrantes, que han protagonizado las portadas 
					de este medio de comunicación, al permanecer escondidos en 
					los camiones de basura que parten a la península desde la 
					Planta de Transferencia. Todo ello ante la “desesperación, 
					que tienen mucho que ver con la esperanza sin esperanza, con 
					la incertidumbre diaria de saber si van a venir a expulsarte 
					de un momento a otro”, lamenta la APDHA.  
					 
					“La dulce prisión” 
					 
					El “inhumano” proceso de expulsión tampoco ha escapado de la 
					crítica de la entidad social. “Habitualmente la detención 
					tiene lugar por la noche, para evitar que los inmigrantes 
					estén prevenidos y escapen, y se realiza entrando a las 
					habitaciones”, reza dicho documento. A lo que la APDHA 
					incluye, para finalizar, que “el inmigrante es forzado a 
					permanecer indefinidamente, sin saber si va a conseguir 
					pasar a la península y obtener algún reconocimiento legal o 
					expulsado y devuelto a su país. Por eso se la llama la dulce 
					prisión”.  
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