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					Unos hacían trenzas en el pelo, otros mostraban sus dotes 
					musicales, o hacían pulseras. Filipe Makula, Danielle, Faye 
					Ousmane, Sarr Laneliny, Niang Ousseynou o Ahmed eran algunos 
					de los jóvenes inmigrantes del CETI que ayer se reunieron en 
					la Plaza de los Reyes para conmemorar el ‘Día del 
					Refugiado’, una fecha que les recuerda al día en que 
					decidieron dejar sus países, la mayoría de ellos, por 
					motivos políticos. 
					 
					“Yo llegué como todo el mundo, ilegalmente, por el agua, 
					desde Marruecos”, dice Filipe Makula. Tiene 38 años y lleva 
					diez meses viviendo en el CETI (Centro de Estancia Temporal 
					de Inmigrantes). Procede de El Congo y dejó en su país a sus 
					siete hermanos. Ayer, en un dialecto llamado Kikongo entonó 
					versos en los que explicaba cómo se sienten los que, como 
					él, son refugiados. 
					 
					En su caso, huyó de su país hace ocho años por motivos 
					políticos. Se afincó en Marruecos e imaginó durante los seis 
					años que allí residió (entre el 2004 y el 2010) cómo España 
					le acogería con los brazos abiertos. No fue así, aunque 
					tampoco se queja. Le permitieron tocar la guitarra, el 
					teclado y la batería. “En el CETI nos apoyan moralmente”. 
					 
					También Danielle huyó de su país, Camerún, por los mismos 
					motivos. Lo hizo junto a una amiga. Llegaron a Ceuta en 
					patera hace once meses. Ayer, hacía trenzitas en el pelo a 
					las chicas que se acercaban hasta los puestos informativos. 
					Tiene 21 años y le gusta pintar. No le importaría quedarse a 
					vivir en Ceuta. “Yo lo único que quiero es un trabajo”, 
					explica. Habla bastante bien español. No como Faye Ousmane, 
					que apenas logra explicar que lo que él quiere es irse a 
					Almería, donde tiene a sus amigos. Sarr Laneliny quiere irse 
					con él. Ambos llegaron desde Gambía. Por su parte, lo que a 
					Niang Ousseynou, le gustaría es irse a vivir a Bilbao. Vino 
					de Guinea, lleva aquí cuatro meses y en la ciudad vasca 
					visualiza su futuro. 
					 
					Ahmed, de 23 años, llegó de Chad. Lleva en Ceuta dos meses. 
					Era otro de los jóvenes inmigrantes que ayer conmemoraron en 
					la Plaza de los Reyes el ‘Día del refugiado’, una fecha que 
					a ellos les trae muchos recuerdos. Como a Danielle, que 
					añora el ‘Ikok’, un plato que su madre le hacía y que no 
					sabe explicar a qué sabe. 
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