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sociedad - MIÉRCOLES, 22 DE JUNIO DE 2011

 

INMIGRACIÓN/ JORNADA DE PUERTAS ABIERTAS EN EL CETI

Alboradas del CETI, “un mundo nuevo”

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La historias personales de los inmigrantes cobran diferentes significados al amanecer, de ahí el sello de la muestra fotográfica que simboliza el Día del Refugiado

Treinta fotografías sobre diferentes amaneceres en el centro del Jaral, sus vistas al mar de la desolación o la evocación a la belleza de la naturaleza; un antes y un después sobre una misma imagen que bajo el cielo encapotado va cobrando diferentes significados cuando la luz regresa en los primeros instantes del alba.

Quizás por eso, ‘Las alboradas del CETI’, una compilación de instantáneas que “encierran un mensaje y un significado” para los propios inmigrantes, “un amanecer hacia un mundo y una vida nueva”, explicaba Carlos Bengoechea, director de las instalaciones del Jaral. La segunda jornada del Día del Refugiado acentuaba ese acercamiento entre la población ceutí y los extranjeros con los conviven día a día por cada esquina, cada rincón, cada calle o cada plaza. Huellas que esconden historias personales y que ayer mismo ellos, los inmigrantes, daban a conocer a los ciudadanos no sólo con sus biografías relatadas en primera persona, sino a través de imágenes tomadas en diferentes espacios y momentos en la ciudad y que sirvieron de contraste con la situación que otros africanos viven en centros de refugiados. Fotografías que fueron cedidas por ACNUR para “conmemorar su 60 aniversario y el Convenio de Ginebra, a través de la reforma del estatuto de los refugiados”, acentuaba Bengoechea.

La vida cotidiana, los oficios, la formación y educación recibida, así como actividades de ocio y tiempo libre, fueron los cuatro bloques temáticos que los clichés revelaron en las paredes de las estancias del CETI. Y se suele decir que una imagen vale más que mil palabras aunque estas fueron necesarias para entender los rostros perdidos como el de Djakaridia Sidibe, que alcanzó la mayoría de edad en la ciudad después de haber escapado de Mali al ver sus sueños truncados. “Quería ser futbolista y mi tío no me lo permitía cuando es lo que más deseo. Mi equipo preferido es el Barcelona y me gustaría, algún día, jugar en él. También en el Milán”, bromeaba el joven, para el que esta nueva oportunidad simbolizaba “el estudio de un PCPI con Cruz Roja, talleres de cocina por las tardes en el CETI y ser parte del equipo de aquí, en el que juego como delantero”, confesaba, dejando ver la primeras sonrisas en su gesto quizás un poco tímido ante las cámaras.

Para trascendente, también, la llegada a nado hace seis meses de otro joven de apenas 18 años procedente de la República de Guinea, Cherif Diallo. Él, como otros muchos inmigrantes, no sólo de Ceuta, sino del resto del mundo, ha sufrido “persecuciones” por “problemas políticos” en su país de origen; quizás, por ello, ante interrogantes sobre su familia o el hogar que dejó atrás sólo contestaba, “no tengo a nadie, sin más”.

Pese a todo, Cherif no ha dejado escapar las puertas del futuro y al igual que muchos de sus compañeros, “estudio con el profesor Miguel, muy bueno” dentro del grupo que prepara los exámenes para el DELE, el Diploma de Español como Lengua Extranjera, un soporte casi vital para que ellos demuestren el dominio de la cultura y las destrezas españolas a la hora de solicitar refugio político. “Sólo quiero estudiar en la universidad, no tengo muy claro qué, pero mucho”, confesaba, con gestos muy amables que demostraban su “pasión por España”. Pasiones y deseos que en el CETI y sus más de 500 residentes de esconden tras las alboradas.
 


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