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					El pasado lunes una mujer se arrojó alcohol por encima para 
					posteriomente prenderse fuego. Los hechos ocurrieron en el 
					Tarajal sobre las 14.15 horas, frente a una nave donde 
					momentos antes había discutido con la propietaria. Según 
					contaba la propia dueña del negocio, no habían llegado a un 
					acuerdo sobre la venta de una mercancía y la porteadora 
					amenazó con quemarse, algo que había hecho antes para 
					“chantajear” a la dueña. Esta vez llevó a cabo su amenaza y 
					acabó con el 12% de su cuerpo quemado. 
					 
					El chantaje es la teoría que se perfila como la causa que 
					llevó a una porteadora a prenderse fuego en una nave del 
					polígono Alborán, según apuntan tanto la empresaria con la 
					que discutió la víctima como otros trabajadores del recinto. 
					Así lo confirmaba ayer la dueña de la nave a este medio, 
					explicando que el trato que intentaba cerrar con la mujer, 
					llamada Nezha, por una mercancía no llegó a buen puerto. Se 
					descarta así que la discusión fuera con la Policía, como se 
					había rumoreado, ya que la Unidad de Intervención Policial 
					había dejado el lugar sobre las 13.30 horas después de que 
					cesara la actividad en el Biutz, mientras que el hecho 
					ocurrió sobre las 14.15 horas. 
					 
					La propietaria, que prefiere no dar su nombre por miedo a 
					represalias de la familia de la porteadora, cuenta que la 
					mujer marroquí quería adquirir unos fardos que ya estaban 
					vendidos. “No hubo acuerdo y se marchó de la nave”, señalaba 
					la empresaria. No es raro que ocurra, ya que según aclaraba 
					“es habitual que los porteadores intenten rebajar el precio 
					y cuando se baja una vez quieren que siempre sea así”. 
					Además, Nezha, vecina de Castillejos, cuando no lo conseguía 
					amenazaba con quemarse, ya que lo había hecho “varias 
					veces”, afirmaba la empresaria. 
					 
					No obstante, en este caso aún quedaba una segunda parte. 
					Tras no terminar conforme con lo que había tratado momentos 
					antes, la porteadora volvió al almacén y se introdujo hasta 
					la parte donde se apilaban los fardos de ropa y calzado 
					usado, la mercancía que se comercializa en este negocio. 
					“Sacó una botella de ‘Sprite’ se la echó por la cabeza y se 
					prendió con un mechero”, señalaba la empresaria. Dentro 
					había alcohol. En ese momento, Nezha envuelta en llamas echó 
					a andar hacía la puerta y los trabajadores que estaban allí 
					corrieron hacia ella para intentar sofocar el fuego de su 
					ropa. “Los hombres intentaban apagar las llamas con las 
					propias manos, algunos se quemaron hasta las pestañas. 
					Después probaron con trapos, pero era imposible sofocarlas, 
					porque apagabas por un lado y salía por otro”, contaba 
					consternada la propietaria de la nave.  
					 
					“Fue premeditado”  
					 
					Ante los gritos de la porteadora, que ya estaba en llamas en 
					plena calle del polígono, los trabajadores de los comercios 
					cercanos acudieron a ayudar. “Le empecé a quitar la ropa, 
					llevaba dos pantalones y tres o cuatro chilabas, pero la 
					última capa hubo que dejarla porque salía la piel si la 
					tocábamos”, explicaba Mohamed que añadía: “Sólo se pudo 
					apagar con el extintor”. Él, junto a Mustafa, es uno de los 
					trabajadores que acudió al escenario del suceso. Ambos 
					conocen a la dueña del negocio de ropa de segunda mano y a 
					la porteadora, que aseguran “es conflictiva”. “Ha tenido 
					problemas con varios comerciantes y cuando escuchamos los 
					gritos pensamos que estaba discutiendo”, aseguraban.  
					 
					La propietaria del negocio explicaba que no era el primer 
					problema que tenía con Nezha, de alrededor de 50 años, que 
					le debe dinero, circunstancia que consta en las diligencias 
					policiales que se han abierto al respecto. “Era mi clienta 
					desde hace doce años”, señalaba, por ello la conocía bien. 
					“Es una persona nerviosa, conflictiva”, afirmaba. El susto 
					aún lo tenía en el cuerpo. “Fue horrible, cuando lo ves en 
					la televisión te impacta, pero vivirlo...”.  
					 
					Para esta propietaria, el suceso “estaba premeditado”. “Ya 
					venía con la botella de alcohol y el mechero nuevo, sin ser 
					fumadora. Lo tenía preparado”, contaba. Por su parte, la 
					Policía continúa la investigación para esclarecer los 
					hechos.  
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					“No existe pacto de silencio, aquí no hay nada que esconder” 
					Los trabajadores de los negocios 
					cercanos al escenario del suceso cuentan el “miedo” que 
					pasaron cuando vieron a una mujer envuelta en llamas a las 
					puertas de sus negocios. Y es que, si la mujer hubiera 
					prendido la mercancía de la nave donde había intentado 
					compra un fardo de ropa el incendio se habría podido 
					propagar con facilidad, según explicaban algunos 
					comerciantes. Otros se mostraron indignados al conocer que 
					se había dicho en otro medio de que “tenían un pacto de 
					silencio”. “Esa afirmación nos deja mal, y nosotros lo que 
					hicimos fue ayudar”, explicaba Mohamed, trabajador del 
					Polígono que aseguró que no hay “nada que esconder” como 
					para poder hablar con los medios.  
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