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ACTUALIDAD - LUNES, 17 DE OCTUBRE DE 2011


DEPENDIENTAS ORDENANDO LA ROPA. GARDEU

COMERCIOs
 

Comerciantes apuntan a los inmigrantes del CETI como autores de una ‘oleada’ de robos

Comida, ropa y cosas de higiene son los
objetos que más se sustraen; los hurtos suelen efectuarse en grupo, mientras unos entretienen, otros se llevan el material
 

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

En el Centro Comercial ‘Parque Ceuta’, en supermercados del Puerto y en negocios de la Calle Real coinciden en señalar que son muchos los robos o intentos de robos a los que se enfrentan cada día. El colectivo de los MENA estaban hasta hace poco en el punto de mira de los comerciantes. Sin dejar de estarlo, ahora las miradas apuntan a las inmigrantes del CETI. Los negociantes denuncian el aumento de robos presuntamente efectuados por este grupo de personas. Explican que el modo de operar es en grupo, y mientras unos entretienen a los dependientes, otros se llevan lo sustraído; en su mayoría, ropa y comida.

Prohibieron la entrada en los locales comerciales a los MENA (Menores extranjeros no acompañados). Los acusaban de ser los autores de la mayoría de los robos que se producían en sus negocios. La medida no duró demasiado. Ahora, los comerciantes protestan de que el nuevo colectivo que se ha sumado a los robos, “y que hasta antes del verano, a excepción de casos puntuales, apenas eran conflictivos”, son las personas inmigrantes residentes en el CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes).

El Centro Comercial ‘Parque Ceuta’ es uno de los puntos calientes. Las dependientas de ‘Lefties’ denuncian que cada día se encuentran medio centenar de alarmas arrancadas. “Lo llevamos muy mal, tenemos que estar haciendo tres inventarios al día, y ordenamos la ropa en la tienda en vez de en los almacenes para estar pendientes de cuándo llegan”, explica Carmela. “Viene un grupo de inmigrantes, llevan bolsas para aparentar, pero están vacías”, añade. “Les encantan las cazadoras”, apunta otra. “Nosotras pensamos que las venden después en el CETI”, explican mientras enseñan las denuncias que llevan acumuladas.

Al no disponer de un vigilante de seguridad propio, han optado por avisar al del centro cada vez que entra en la tienda un inmigrante. “Ellos ya se lo saben -explica Tafo, el vigilante- y lo que hacen es ir cada grupo a una tienda y como sólo somos uno o dos vigilantes en todo el centro comercial, no podemos estar en todas las puertas a la vez; octubre ha sido un mes muy fuerte en robos”.

En ‘Pull&Bear’ desde que comenzaron las rebajas de verano no han parado de sufrir hurtos. “Arrancan las alarmas desde dentro”, explica Rocío, encargada de la tienda, quien asegura que ponen “unas cinco denuncias al mes”.

Una de las dependientas de la tienda infantil ‘Imaginarium’, Verónica Bernal, cuenta cómo vivieron hace un par de semanas el robo de dos cascos en la tienda. El modo de operar coincide con el que narran en el resto de los negocios. “Ese día estábamos en la tienda las tres dependientas, entraron varios inmigrantes y se dividieron en dos grupos. Mientras unos preguntan para entretener, los otros roban lo que les interesa, cosas de multimedia”. El encargado de la tienda, Ángel Orihuela, denunció el robo a la Policía. Las dependientas reconocen que tienen “miedo” porque se les encaran. “Son unos tíos muy grandes, vienen bien vestidos, pero nunca sabemos cómo van a reaccionar”. Esta tienda es una de las que prohibió en su día la entrada a los MENA. “Nos robaban MP3, y siempre en grupos”.

La misma dinámica de robos denuncian en los supermercados del Puerto. “Un inmigrante quiso llevarse dos chaquetas valoradas en 500 euros”, denuncia Mario Blasco, supervisor de ‘El Corte Inglés’. Mientras, en el ‘Lidl’, los productos que más sustraen, según denuncia el encargado, Eusebio Belmonte, son “champú y chocolate”. Hace unos días, fue el quiosquero de la calle, Francisco, quien les avisó de que había varias personas robando botes de champú ‘Jhonson’. “Es una constante”, anota Belmonte. Añade, al método de robo, una peculiaridad: “Vienen en grupos que se dividen, pero el que roba siempre es el más pequeño”. Explica que a veces logran controlarlos porque ya “los ven venir”. “Sabemos quiénes son los potenciales rateros”, apunta, “pero aún así, tenemos, al menos, uno o dos robos a la semana. Saben que a partir de las seis es cuando más gente hay y lo aprovechan”.

La ropa no suele estar entre los objetos sustraídos, a excepción de los zapatos. “Vienen, se ponen unos zapatos y se los llevan puestos”. También los MENA continúan siendo para ellos un problema que, además, se potencia porque se enfrentan a los dependientes. “La semana pasada, por ejemplo, tuvieron que venir varios policías, y los chavales les decían: A mí no me toques que soy menor”.
 


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