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OPINIÓN - SÁBADO, 28 DE ENERO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Nuevos aires en el Ingesa

Por Nuria de Madariaga


Son muchos quienes opinan que no ha podido haber mejor elección para la dirección territorial del Ingesa que este profesional que llega con una merecida fama de operativo y que parece bastante realista a la hora de afrontar los grandes problemas de esa “patata caliente” que es la sanidad ceutí.

Escasez de medios, médicos y personal sanitario sobrecargados, pacientes que se quejan porque consideran que no hay tiempo material en unos minutos para que los facultativos realicen consultas y diagnostiquen en condiciones. Nada que no se pueda paliar con nuevas contrataciones, mayor inversión, más especialidades y mayores incentivos. Algo que sería idílico y perfecto pero que no pertenece a la situación real por la que está atravesando el país, con recortes generalizados, cierre de quirófanos en algunas autonomías y fórmulas de copago al estilo del resto de Europa. La sanidad universal tan sólo existe en España y cómo no podrá soportarse habrá un momento en el que tengamos que seguir el otros países europeos, países a los que no se les puede acusar de recortar las partidas para gastos sociales y que ofrecen mayor cobertura a las familias y a los jubilados, pero que no han logrado cuadrar las cuentas cómo para permitirse un “gratis total para todos”.

Así Fernando Pérez-Padilla se hace cargo de una sanidad que experimentará grandes cambios a lo largo de los próximos cuatro años en toda la Nación. La austeridad y los recortes ya están llegando, por más que el Gobierno Central lo niegue ya que las Autonomías que tienen la Sanidad transferida como Cataluña, hacen de su capa un sayo, del buenismo una entelequia y analizan formulas para hacer menos costosa la asistencia sanitaria, desde cierre de ambulatorios al pago de cantidades aunque sean simbólicas por visita, por receta y por hospitalización. La aspiración de la ciudadanía como es lógico y de vivir en Shangri-la sería la de gratis total en sanidad, educación y lo que es mucho más importante, en alimentación que resulta en realidad lo más básico, pero el presupuesto no alcanza y el dinero no lo fabrican de noche los gobernantes fotocopiando los billetes sino que viene de un voraz sistema impositivo que será aún peor ya que vamos a tener que pagar entre todos los desmanes de unos mamarrachos durante años. Y sin ninguna responsabilidad por mala gestión ¡Cuan afortunados! en Finlandia por menos que esto empapelan al Primer Ministro y le sientan en el banquillo, pero aquí somos muy garantistas con los malos y muy crueles con los padres de Marta del Castillo

Pero, arbitrariedades institucionalizadas aparte, un tema que hay que aclarar desde un principio es el de la atención sanitaria gratuita a los habitantes del país vecino, porque ni protocolo ni leches, en una España donde ocho millones de pobres pasan hambre no podemos utilizar lo poco que nos queda en atender a extranjeros, excepto en casos muy excepcionales y auténticamente de urgencia humanitaria ya que la vida de la persona corre un peligro inminente. Pero de venir a alumbrar gratis a Ceuta pudiendo hacerlo en Marruecos, nada, porque allí existen médicos y comadronas de sobra y lo único que faltan son algunas comodidades en los hospitales. Ni tampoco acudir por una patología que pueden atender a la perfección en el país vecino, que no es Somalia sino una próspera Nación capar de hacer de Tanger Med una obra maestra de la ingeniería y la arquitectura con un proyecto cuya ejecución va a ser multimillonaria y que demuestra que el Reino de Marruecos tiene capacidad para atender a sus enfermos. Copago obligatorio proclamarían los catalanes y pronto el resto y gestos humanitarios sin límites caso de tratarse de niños con enfermedades graves y que no tienen ninguna posibilidad de ser tratados en su país de origen.

Bien haría Fernando Pérez-Padilla a la hora de formar su equipo en no olvidar de tener un ojo puesto en los de Enfermos sin Fronteras que son muy sagaces a la hora de detectar los auténticos casos de extrema gravedad y diferenciarlos de aquellos de las personas que sufren simples carencias o necesidades, así cómo de quienes vienen a aprovecharse y beneficiarse a costa del sudor de la frente de los españoles. Eso al menos hasta ahora, porque nos consta que con Fernando llegará el cambio que se nos ha prometido que alcanzaría a todos los aspectos de la realidad de los ciudadanos, difícil labor cuando hay que cambiar todo al máximo contando con medios mínimos. Pero por eso precisamente se están destinando para los diferentes cargos a personas muy concretas, en plan meritocracia y no dedocracia, porque lo del dedo ya no cuela y se ha quedado obsoleto porque la gente lo detecta y se enfurece y este nuevo concepto entra también en los parámetros del cambio.

Lo que de verdad parece que no va a cambiar por el momento es la esencia de “patata caliente” del Ingesa, porque han sido muchos los despropósitos y ahora se trata de desfacer entuertos, reparar las goteras, parcehar los desperfectos y meterse en obras de restauración con el mínimo del presupuesto y el máximo de las expectativas, es el momento de que el nuevo director territorial demuestre que sus capacidades no son una leyenda urbana y que sabe ser tan buen gestor cómo se cuenta. Ahora falta ver a los componentes de su equipo y determinar si también en ellos prima la meritocracia.
 

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