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OPINIÓN - DOMINGO, 21 DE OCTUBRE DE 2012

 
OPINIÓN

La chulería de Dris Ahmed, y la
palabrería de Pedro Camúñez

Por A. de la Vega


El fútbol ceutí, y más concretamente el de Liga Nacional Juvenil, ofreció ayer un nuevo espectáculo lamentable en el que volvió a atacarse a los trabajadores de algunos medios de comunicación locales. Y es que, el colegiado Dris Ahmed quiso convertirse (como desgraciadamente ya ha sucedido en más de una ocasión) en el gran protagonista del encuentro al expulsar de la zona de banquillo, sin motivo alguno, a un redactor de ‘El Pueblo de Ceuta’ por, según argumentó, no llevar una cámara fotográfica.

Cabe decir que todos los redactores, ya llevasen cámaras fotográficas, libretas y bolígráfos e incluso un simple paquete de pañuelos para sonarse la nariz metido en el bolsillo, han podido sentarse siempre en la zona entre banquillos del José Benoliel. Cabe decir, igualmente, que lo único que se ha requerido hasta el momento es que estos redactores llevasen un peto con el que se acreditaba su presencia en dicha zona.

Pues bien, en esta ocasión Dris Ahmed, convertido en mano ejecutora del organismo al que pertenece (llámese Comité de Árbitros de Ceuta y, por extensión, Federación de Fútbol de Ceuta) o movido por propia voluntad expulsó del terreno de juego al redactor de este medio de comunicación que única y exclusivamente quería hacer su trabajo. Por circunstancias que no son relevantes, dicho redactor debía realizar sus fotografías a través de la cámara fotográfica de su terminal móvil, uno de los más avanzados y que, como todos saben, son capaces de realizar instantáneas con una importante resolución.

Sin embargo, el colegiado ceutí no estaba dispuesto a dejar que este redactor hiciese su trabajo con normalidad e impidió que pudiese hacer las fotografías desde su terminar móvil. Así, y con una chulería propia de una persona que manda poco o nada fuera de los terrenos de juego y que sólo tiene noventa minutos a la semana para intentar imponer su ‘ley’, Dris Ahmed se dirigió al delegado de campo amenazando con suspender el encuentro si este trabajador no se retiraba en ese mismo momento de la zona entre banquillos.

La indignación fue creciente entre la mayoría de los medios de comunicación que se encontraban en esa misma zona de banquillos, decidiéndose a abandonar también el terreno de juego en el momento en el que el redactor de este medio, finalmente, tuvo que retirarse a las gradas con el fin de que pudiese reanudarse el encuentro. Y es que, Dris Ahmed estaba dispuesto a hacer cumplir su amenaza y dejar a los jugadores sin poder disputar su partido. Lamentable acto de una persona que forma parte de un organismo que debe velar, ante todo, por el fútbol.

Lo que no entendió Dris Ahmed es que si este redactor no le dice con qué pito debe arbitrar ni de que color o forma deben ser las botas con las que viste sobre el campo, él no puede decir con qué cámara fotográfica puede hacer las fotos un redactor. Ya dijo un sabio que era más barato ir al fútbol que al psicólogo; sobre todo si eres el árbitro del encuentro y te pagan por asistir. Lo dicho. Un chollo

Una vez en las gradas, este redactor se intentó poner en contacto en repetidas ocasiones con el presidente del Comité de Árbitros de Ceuta, Antonio Soto, quien no se dignó siquiera a coger el teléfono. Así, y después de que el propio presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta, Antonio García Gaona, representara a la perfección la escena en la que Pilatos se lavaba las manos mirando hacia otro lado (gesto igualmente noble de una persona que se hace llamar el máximo responsable del fútbol ceutí), se consiguió hablar con el vicepresidente del Comité de Árbitros, Pedro Camúñez. Después de la explicación y los motivos expuestos por el redactor, Camúñez se mostró no sólo comprensivo, sino que además le dio la razón.

Palabrería. Y es que todo un vicepresidente del Comité de Árbitros no hizo absolutamente nada para evitar el flagrante atentado que se estaba cometiendo contra los derechos de un trabajador que, al igual que el propio colegiado, sólo quería hacer su trabajo. Así, y por mucho que Camúñez asegurara que iba a solucionar la situación, el hecho es que tanto el redactor de este medio, como los otros dos que se marcharon indignados por el trato que se le dio a este, terminaron viendo el encuentro desde las gradas sin que ningún responsable de los árbitros ni de la propia Federación moviesen un dedo para evitarlo.

Y esto sucedió sólo un día después de que en Ceuta se ensalzara la labor arbitral durante la celebración de la Comisión Interterritorial de Árbitros. Un día después de que el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, alabara el gran trabajo de los colegiados. Y sólo un día después de que el máximo responsable de los árbitros españoles, Victoriano Sánchez Arminio, asegurase que si en Ceuta se sigue trabajando como hasta ahora muy pronto habrá colegiados ceutíes en la élite del fútbol nacional. Que feliz se vive en la ignorancia. Porque aunque en esta ciudad haya árbitros íntegros que no se mueven por intereses, mientras que sigan arbitrando colegiados como Dris Ahmed se seguirá manchando el nombre del fútbol ceutí.
 

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