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OPINIÓN - VIERNES, 17 DE MAYO DE 2013

 
OPINIÓN / ANALISIS

Hasta las últimas consecuencias

Por Alejandro S.


El Gobierno de Vivas está acostumbrado a actuar en la más absoluta impunidad. Pero esta vez se equivoca. Y se equivoca porque CEALFE S.L., empresa editora de ‘El Pueblo’, está decidida y no va a cesar en su empeño de llegar hasta las últimas consecuencias en las investigaciones sobre este ‘concurso amañado’.

Caso Palma Arena, claro ejemplo

Ya existen precedentes de condenas por hechos similares. La reciente condena a Jaume Matas por corrupción en el caso Palma Arena es un ejemplo claro. El expresidente balear y exministro del PP, Jaume Matas, fue condenado a seis años de cárcel por corrupción en el primer juicio del caso Palma Arena por pagar fraudulentamente con fondos públicos al periodista Antonio Alemany, que se encargaba de sus discursos y que realizó una campaña para ensalzar su actividad política, informa TVE y RNE.

Los tres magistrados de la Sección Primera le hallaron culpable de delitos de fraude a la Administración, falsedad documental, prevaricación en concurso con malversación de dinero público y tráfico de influencias.

La Audiencia Provincial de Palma consideró probado que fue Matas quien, “al haber diseñado un plan que otros, en cadena, ejecutaron, posibilitó la malversación de dinero público”, según recoge la sentencia de 172 folios.

Según la sentencia, “en junio de 2.003, Jaume Matas resolvió que el autor de sus discursos y el asesor en sus diversas comparecencias públicas de variado calado y contenido fuese Antonio Alemany”. En el documento de 172 folios, la Audiencia Provincial de Palma define a este último como un “insigne periodista” que era “afín a posicionamientos del Partido Popular” y con una “brillante y reconocida pluma por la calidad literaria y calado político-cultural de sus escritos”.

En un principio, entre agosto y octubre del año 2003, Alemany cobró sus trabajos para Matas mediante la presentación de facturas globales por valor de 2.000 euros a través de la empresa Consultores de Información de Baleares.

Matas buscó entonces otro medio de pago con el que Alemany pudiera “mantenerse en el anonimato como asesor”, así como “seguir dedicándose tanto a sus actividades privadas en el seno de la mercantil como a su actividad como articulista, singularmente la crónica político-social, lo que indirectamente, por afinidad ideológica con el PP, iba a comportar naturalmente un beneficio, sea al partido o al presidente”.

El entonces presidente balear concibió una “estratagema” y promovió un concurso público amañado y en el que restringió “al máximo la posible concurrencia de licitadores” y ofreció a Alemany “la máxima información previa para colmar sobradamente la oferta”.

Matas se concertó con Alemany, Joan Martorell y Miguel Romero para que la empresa Nimbus Publicidad se presentara al concurso con el único objetivo de pagar al periodista. El 28 de octubre de 2003, el Gobierno de Baleares resolvió adjudicar el contrato público a Nimbus Publicidad.

La sentencia condenó a Jaume Matas a cinco años, tres meses y un día por un delito de fraude a la administración, un delito de falsedad en documento oficial, un delito de falsedad en documento mercantil y un delito de prevaricación en concurso con un delito de malversación.

Por todos estos delitos el fallo le inhabilita durante cinco años y le impone una multa de 19 meses y 15 días a razón de una cuota diaria de 5 euros.

Además, fue condenado a otros nueve meses y un día de cárcel y otros cuatro años, seis meses y un día de inhabilitación por otro delito de tráfico de influciencias agravado. Por este último delito se le inhabilita a cuatro años, seis meses y un día y se le impone otra multa de 6.000 euros.

El periodista favorecido por Matas, Antonio Alemany, fue condenado a tres años, nueve meses y un día de prisión por los delitos de prevaricación, falsedad en documento oficial y mercantil, malversación y tráfico de influencias.

El ex director general de Comunicación del Govern de Matas Joan Martorell fue condenado a un año y seis meses por prevaricación, fraude, falsedad y malversación, aunque le han aplicado las atenuantes de confesión y reparación del año.

El dueño de la agencia de comunicación Nimbus, Miguel Romero, fue sentenciado a un año, un mes y 15 días de prisión por prevaricación, falsedad, fraude y malversación.

Proceso penal

Lo dicho, tomen nota. Los ‘corruptos’ deben acabar en la cárcel. Mientras no lo exijamos, seguiremos viviendo en una película de terror de donde nunca saldremos adelante.
 


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