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ACTUALIDAD - VIERNES, 20 DE DICIEMBRE DE 2013

 

Criterios de ejecución de las campañas institucionales de publicidad de la Ciudad Autónoma

Los criterios de ejecución de la publicidad aprobados por el Consejo de Gobierno vulneran el principio de igualdad, transparencia y libre concurrencia

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Tanto Juan Luis Aróstegui como Emilio Carreira hicieron alusión a que el Plan de Publicidad Institucional “ha sido y es cuestionado”. Ambos se estaban refiriendo al informe jurídico elaborado por la asesoría jurídica de CEALFE S.L., empresa editora de “El Pueblo”, que denuncia que los criterios de ejecución de las campañas institucionales de publicidad de la Ciudad Autónoma de Ceuta, aprobados por el Consejo de Gobierno el pasado mes de julio, no constituyen más que un nuevo intento por parte del Ejecutivo de Vivas de discriminar a ‘El Pueblo’, crítico con su gestión, y favorecer así al otro periódico de la ciudad, ‘El Faro’, más afin al presidente Vivas.

Con ese objetivo, para acreditar la solvencia técnica y penetración de cada medio en el mercado local, el Consejo de Gobierno aprobó el sometimiento de los diarios editados en Ceuta a un solo y excluyente método de control, privando al resto de empresas del sector la posibilidad de participar en la auditoria de los medios participes de la distribución de la Publicidad Institucional en la Ciudad Autónoma de Ceuta.

Esta decisión del Consejo de Gobierno vulnera el principio de igualdad y libre concurrencia de ‘licitadores’, ya que sólo uno de los dos posibles ’licitadores’ es miembro de dicho organismo privado, hecho perfectamente conocido tanto por el Gobierno de la Ciudad como por parte del Gabinete de Comunicación. En ninguno momento se está dando un tratamiento igualitario a todos los ‘licitadores’, ya que se pretende tomar como referencia que acredite la solvencia los datos de una oficina privada, de naturaleza asociativa, cuyo miembro es solo uno de los hipotéticos ‘licitadores’, ‘El Faro’.

En este punto, resulta cuanto menos extraño que los técnicos pertenecientes del área de comunicación de la Ciudad Autónoma, que son los que elaboran el informe para su aprobación por parte del Consejo de Gobierno, hayan variado de criterio para la acreditación y determinación del control y penetración de la prensa escrita, ya que en su informe de fecha 28 de febrero de 2013 afirman, en el apartado núm. 5, que: “Con el fin de que ser un medio asociado a OJD no se convierta en un requisito sine qua non para concurrir al contrato, los licitadores podrán acreditar la difusión por otra entidad…”.

En cambio en esta ocasión imponen la participación de la OJD como única auditoría válida para la Administración Autónoma, para llevar a cabo el control de la verificación y justificación de la difusión, cercenando palmariamente el derecho que tienen el resto de las empresas auditoras de participar en el control de la difusión de los medios de comunicación local, concretamente en la prensa escrita.

La realidad es que el hecho de que no se posibilite acreditar la difusión del medio escrito por otros medios ajenos a la OJD no es sino una barrera insalvable para la participación en el reparto de la publicidad Institucional, con vulneración expresa del contenido del artículo 1 TRLCSP al no garantizarse los principios de libertad de acceso a las licitaciones, publicidad y transparencia de los procedimientos, así como la no discriminación e igualdad de trato entre los candidatos.

Así, destaca de forma sospechosa la injustificada preponderancia dada por el Consejo de Gobierno a la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD), desechando, sin motivación alguna, el criterio de control de otras auditorias de reconocida solvencia existentes en el mercado.

El hecho es que el Gobierno de Vivas, sin causa alguna que lo justifique, apuesta claramente por la transparencia, no reconocida por todos, de la OJD, siendo curioso que uno solo de los diarios escritos de la Ciudad, ‘El Faro’, esté adscrito al sistema de control de dicha Oficina, coincidiendo la referida clara ventaja con la frase suscrita recientemente por Juan Luis Aróstegui, catalogándolo como “El Diario de la Ciudad”.

Y todo ello, cuando son conocidas las contantes disputas mantenidas entre los distintos diarios escritos de nuestro país en relación con los múltiples y variados sistemas de medición empleados, utilizando cada uno de estos sistemas determinados elementos que le sirven de base para el aumento de la penetración y difusión en el mercado, entrando en juego las “trampillas” que se pueden hacer para subir la difusión de la OJD y que Rafa Montero, editor de ‘El Faro,’ conoce a la perfección.
 


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