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OPINIÓN - DOMINGO, 19 DE NOVIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Sabadear
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Dicen que Sevilla tiene un color especial, pero lo cierto es que, todo el sur tiene una luz distinta de corazón de ópalo. Una luminosidad que enamora. Y la palpé ayer cuando, como cada sábado, sabadeé paseando por el casco histórico de esta Málaga cantaora que, o se vive con los sentidos, o no se vive. Sabadeo, paseo y voy buscando bodas de iglesia en iglesia, una actividad que aquí es muy común entre el marujerío autóctono, nos hacemos lenguas sobre los coches, apostando si son alquilados para fardar o de propiedad y si van engalanados por floristería o han sufrido un triste remedo de decoración casera con un par de claveles blancos malamente amarraós en las puertas con un lazo de raso. Aquí dicen que, la boda, o es de postín o es de barrio y de quiero y no puedo. En las de postín los invitados van muy correctos y ellas exultantes, incluso con sombreros en lugar de tocados, cuando, la pamela solo se puede utilizar en los enlaces matutinos y los novios utilizan coche de época o, los más pudientes, una calesa con dos tiros de caballos y señores a la rondeña guiándola.

En las bodas menos refinadas, las invitadas van de largo y como si se dirigieran al cotillón de Nochevieja y los trajes de los caballeros suelen estarles largos de manga, lo que les hace parecer de bracitos cortos, como los hermanos que antaño acompañaran a Manolo Escobar tocando la guitarra y más largos aún de pierna, con lo que les hacen pliegues sobre los zapatos. Las del mujerío nos fijamos en todos los detalles para comentarlos y opinar sobre el traje de la novia, si es de tul ilusión y si tiene más ilusión que tul. Luego nos alargamos en tropel al café en la Plaza del Obispo, en la terraza de la Taberna del Obispo, para ver las bodas que salen de la iglesia del Sagrario, a la vera misma de la Catedral. Ahora, como otoñea, salen al morir la tarde, justo cuando echan las campanas catedralicias al vuelo a las seis en punto. ¿Les gusta el tañido de las campanas? A mí me emociona hasta las lágrimas porque es el canto de nuestra cultura cristiana y occidental, las campanas son “nuestras” que no de otros y llevamos su lenguaje de bronce profundo inscrito en el ADN, nos pertenecen y quien diga lo contrario miente y es un mamón.

Más tarde, a las seis y cuarto en punto, coincidiendo con la iluminación de las farolas que dan una luz de antorcha, entre amarilla y anaranjada, vuelven a volar los bronces y las palomas, que están muy raspadas y son muy urbanitas, reciben el mensaje de que hay que buscar acomodo para la noche y se cobijan en los entresijos de los capiteles corintios, entre las hojas de acanto, en los repechos de las balconadas del palacio episcopal y algunas toman el último buchito de agua en la fuente renacentista que, las veleidades decorativo-horteras del alcalde aún no han eliminado.

¿Qué opinan que es un plan muy aburrido para un sábado? Vale. Para los amantes de la marcha no será gran cosa, pero servidora ya ha marchado todo lo que tenía que marchar durante esos años en lo que, el entorno, no se mira demasiado, porque se tienen otras ocupaciones y diversiones. En estos momentos espirituales y dentro de mi role de maruja mística consustancial, he conseguido “darme cuenta” y disfruto intensamente todas las cosas pequeñas y hermosas ¿Qué si es hermoso sabadear buscando bodas?Si.Lo es.
 

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