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ACTUALIDAD - VIERNES, 15 DE DICIEMBRE DE 2006


miembros de la Operación policial. e.p.

operación ‘duna’ / implicaciones
 

La figura de un confidente,
clave para las detenciones

El operativo policial pudo precipitarse
por la ‘alarma social’ derivada de la publicación de varios informes en medios
de comunicación nacionales y locales
 

CEUTA
Antonio Gómez
antoniogomez@elpueblodeceuta.com

La figura de un testigo protegido, como confidente, cobra especial protagonismo y preocupación en el entorno policial que debe velar por su seguridad, dado que las informaciones facilitadas a la Policía, comprobadas escrupulosamente, han dado como resultado el aporte de pruebas suficientes, y de tal calado, como para que la Dirección General de la Policía informara tanto a Garzón como al ministro Rubalcaba sobre la necesidad de actuar, no sólo por el hecho de que el grupo, “en fase embrionaria”, iniciara un proceso aún más fanático, sino por la alarma social que comenzaba a respirarse en Ceuta y, por extensión, en el resto del territorio nacional tras varios informes publicados en los medios de comunicación en los que se aportaban datos fidedignos sobre las evidentes condiciones que se daban en el barrio del Príncipe Alfonso para el radicalismo islamista; así como los datos que apuntaban a los ‘trabajos’ de reclutamiento de soldados de confesión musulmana en la guarnición ceutí.

Buscaban atentar en nuestro país. La célula desarticulada en Ceuta planeaba presuntamente el asalto y robo en algunos de los polvorines ubicados en la ciudad. La Comisaría General de Información, según información a la que ha tenido acceso El Pueblo de Ceuta, estaría verificando varios contactos entre algunos miembros de la célula ceutí con, al menos, tres soldados musulmanes de la guarnición dependiente de la Comandancia General.

Los cabecillas de la célula, considerados miembros de la organización conocida como ‘Al Haraka Salafiya Yihadia’ -vinculada al Grupo Islámico Combatiente Marroquí, al que se le acusa estar detrás de las matanzas de Casablanca y Madrid- pudieron haber obtenido ciertas informaciones acerca de accesos y sus vigilancias de algún polvorín ubicado en el monte Hacho.

Los presuntos terroristas tendrían como primer objetivo extraer armas y explosivos de las galerías militares subterráneas; para ello podrían tener previsto planes, bien para el asalto y robo –casi descartado por ellos mismos-, o bien lograr la obtención de este material poco a poco enajenando munición sin que si pérdida se notase inmediatamente, explosivos e incluso armas. Las pruebas obtenidas por la investigación apuntarían al polvorín de Valdeaguas como objetivo, aunque oficialmente se haya informado de que aún, el grupo, no contaba con un plan concreto de actuación.

Los Servicios de Información de la Guardia Civil estaban también detrás de dicho grupo radical, pero la Policía Nacional disponía ya de varias conversaciones grabadas, y en poder del juez Baltasar Garzón, realizadas entre los presuntos terroristas detenidos.

Las grabaciones indicarían la ‘relación’ con soldados profesionales de confesión musulmana después de que fueran ‘captados’ para la ‘causa’ en el interior de una mezquita ubicada en la calle San Daniel, donde se prodigaban las reuniones y los rezos. La mentada mezquita, conocida como la de Darkawia y ubicada en el corazón del populoso barrio de ‘Príncipe Alfonso’, está regentada por una ‘comisión islámica’ cuyos miembros no han sido, hasta ahora, ni detenidos ni llamados a declarar, aunque se sostiene que de sus enseñanzas se habría logrado el ‘fruto’ de la formación de la célula desarticulada.

La mezquita de Darkawia era el punto de unión entre los integrantes del grupo detenido y los militares a los que se hace referencia en la investigación.

Testigo protegido

Cobra protagonismo la figura de un testigo protegido, habida cuenta, que las las informaciones tramitadas por la Policía, aportaron suficientes pruebas de ‘calado’ tanto para el juez Garzón como para el propio ministro de Interior, respecto a la necesidad de actuar por encontrarse la célula en ‘fase embrionaria’ y, además, porque se iniciara un proceso aún más fanático, lo que suponía que empezaba a respirarse en Ceuta -y, por extensión, en el resto del territorio nacional- inquietud sobre lo que estaba ocurriendo en la barriada del Príncipe Alfonso.
 


Intervención de 10 agentes de la Administración de Justicia de Ceuta

Durante la operación ‘Duna’, desarrollada en la madrugada del martes, en la que unos 300 agentes de la UIP y de los GEOs, junto con el operativo de apoyo y coordinación de la Jefatura Superior de Ceuta, se distribuyeron simultáneamente la contundente actuación policial por diferentes barrios de la ciudad.

Diez agentes judiciales adscritos a la Administración de Justicia en Ceuta cumplieron con su cometido de informar y dar lectura de la orden judicial pertinente que validaba los registros policiales iniciando así la trascendental ‘cadena de custodia’.

Los funcionarios de Justicia acompañaron en cada uno de los registros a los agentes policiales; estuvieron presentes en cada una de las habitaciones inspeccionadas y levantaron acta de cuanto material se halló en el interior de las viviendas. Este material custodiado, considerado como pruebas, quedó embalado y precintado bajo la supervisión de los agentes judiciales antes de su traslado a Madrid donde se abrirá, probablemente hoy, bajo la supervisión de la Audiencia Nacional para constituir elementos probatorios añadidos que refuercen la acusación de los delitos a los que se enfrentan los detenidos.
 


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