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					Rápido y sin perder tiempo, al ministro de Fomento le dio 
					lugar a visitar la Delegación del Gobierno, pasear desde la 
					Plaza de los Reyes hasta la de África, econtrarse con Vivas, 
					con los diputados de la Asamblea, mantener una reunión de 
					trabajo de una hora, comparecer ante los medios y almorzar 
					con la ejecutiva del PSOE local. No está mal en sólo 5 
					horas.
 Acompañado del secretario de Relaciones Institucionales, 
					Fernando Puig y de la directora general de Marina Mercante, 
					Mª Isabel Durantes, que sustituyó a la Secretaria de Estado 
					para el Transporte, el ministro de Fomento, José Blanco pisó 
					tierra ceutí (a la tercera fue la vencida) pocos minutos 
					antes de las 11’00 horas de la mañana de ayer.
 
 Blanco había partido del aeródromo de Cuatro Vientos en un 
					vetusto e incómodo helicóptero de la Fuerza Aérea a las 
					08’30 horas y junto a él toda la comitiva (miembros de su 
					gabinete, escoltas...)
 
 El adelanto sobre la hora previsto supuso que tuviera opción 
					de visitar la Delegación del Gobierno en la Plaza de los 
					Reyes, algo que hizo nada más tocar tierra y ser recibido en 
					la misma pista por el delegado del Gobierno, José Fernández 
					Chacón quien se encargó de presentar uno a uno a todos los 
					responsables estatales que acudieron al helipuerto. Allí 
					estaban el presidente de la Autoridad Portuaria, José 
					Torrado, el capitán Marítimo, Jesús Fernández Lera, el 
					director del Área de Fomento de la Delegación, Jesús Padillo, 
					el teniente coronel de la Guardia Civil, Ramón Cortés y el 
					Jefe Superior de Policía, José Luis Torres, entre otros.
 
 En la Delegación del Gobierno, el ministro estuvo poco 
					tiempo. A penas diez minutos. Lo suficiente como para 
					trasladarse hasta el Palacio de la Asamblea dando un paseo 
					para estirar las piernas, después de pasar dos horas y 
					medias ‘enlatado’ en el helicóptero, y aprovechar la bondad 
					de la climatología otoñal que nos acompaña hasta la fecha.
 
 Revellín abajo, la comitiva no pasó desapercibida para la 
					ciudadanía, que contempló la escena con la curiosidad 
					consiguiente.
 
 Clavado. A las 11’30 horas llegaba a la puerta principal del 
					Palacio Autónomico, allí le esperaba un Vivas, menos 
					relajado que de costumbre, que se adelantó unos metros para 
					recibir al ministro y a Chacón, saludar a los miembros del 
					gabinete ministerial y adentrarse en el ‘hall’ del edificio 
					donde aguardaba la tradicional hilera que forman los 
					diputados de la Asamblea en la que no se encontraban los 
					representantes de UDCE, ni el de IU, ni Inmaculada Ramírez 
					del PSOE.
 
 Aun faltaba la firma en el libro de oro de la Ciudad, de 
					modo que el ministro, llevado por Vivas, penetró en la 
					antigua Alcaldía. Abierto el magno ejemplar por la página 
					adecuada, el ministro copió -chuleta mediante- el texto que 
					quedará reflejado en el libro de visitas institucional, 
					donde valoró la lealtad, la colaboración y la concertación y 
					llamó a Ceuta “columna de Hércules, pilar de España”.
 
 Concluida la firma, Vivas y Blanco estuvieron a solas dentro 
					del despacho por espacio de diez minutos, el salón de Plenos 
					antiguo (apañado para la ocasión) esperaba para la reunión 
					de trabajo. Los consejeros Márquez, Martínez y Doncel 
					flanqueaban al presidente, mientras que el ministro Blanco 
					con su secretario de Relaciones Institucionales y la 
					directora general de la Marina Mercante se sentaban con el 
					delegado del Gobierno al otro lado de la ancha mesa.
 
 Casi una hora en el interior antes de salir ante los medios 
					en el salón del Trono. Fin de jornada institucional, 
					despedida y posterior almuerzo con la Ejecutiva local del 
					PSOE antes de volar a Madrid.
 
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