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					Los vertederos ilegales molestan cada vez más a los ceutíes 
					pero se trata de una práctica que ha ido disminuyendo de 
					manera exponencial durante el último lustro gracias a la 
					acción del Seprona y la Consejería de Medio Ambiente. Según 
					la Guardia Civil, se ha pasado de los 127 vertederos en 2005 
					a los 32 de este año. Sin embargo, todavía sigue siendo muy 
					abultado el número de vehículos abandonados, que tienen la 
					consideración de residuo peligroso, y que ha dado pie en lo 
					que va de año a 87 infracciones. 
					 
					La lucha contra los vertidos ilegales en la ciudad autónoma 
					ha empezado a dar sus frutos, a juzgar por las estadísticas 
					de infracciones denunciadas por el Servicio para la 
					Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. 
					Según explicó a EL PUEBLO el equipo de investigación del 
					Seprona, en cinco años se ha pasado de 127 vertederos, 46 de 
					ellos con un autor localizable, a los 32, de los cuales 18 
					también poseen un infractor identificable. “La Consejería de 
					Medio Ambiente ya tiene limpios la mayor parte de los 
					vertederos que existían en la ciudad hace un lustro”, 
					indicaron los agentes.  
					 
					El control de vertidos tanto de inertes como de líquido 
					cuenta hoy con una importante colaboración ciudadana. El 
					equipo de investigación explicó que hace un mes fueron los 
					propios vecinos de Benzú los que alertaron a la patrulla de 
					la Guardia Civil de que se estaba produciendo un vertido de 
					lubricante al mar. Tras diferentes pesquisas, se pudo 
					determinar que una de las industrias de la zona había 
					vertido a la red de aguas pluviales 200 litros de aceite de 
					motor. Fue fácil determinar su origen, porque el Seprona se 
					encarga de hacer estudios de impacto medioambiental de cada 
					nueva actividad que se instala en una zona, lo que permite 
					medir con exactitud los riesgos y localizar a los posibles 
					autores de este tipo de infracciones.  
					 
					En Loma de las Piedras también se identificó un taller de 
					automóviles que para ahorrarse el coste de la eliminación de 
					residuos había creado hasta cuatro puntos de vertido. Se 
					abrieron diligencias administrativas y el autor limpió lo 
					que pudo. Pero había mucho más que hacer, porque normalmente 
					la creación de un vertedero ilegal atrae a más personas a la 
					hora de deshacerse de lo que le resulta molesto. 
					 
					Además, en materia de vertidos también hay que tener en 
					cuenta el abandono de vehículos, que tienen la consideración 
					de residuo peligroso. De esta infracción el Seprona ha 
					detectado hasta 87 en lo que va de año. También se 
					denunciaron siete infracciones por vehículos de gestión al 
					final de su vida útil, es decir, producidas por empresas de 
					automoción que acumulan coches en mal estado en determinados 
					puntos. Una empresa ha sido sancionada con hasta 300.000 
					euros por esta práctica. En 2009 se denunciaron 16 
					infracciones de estas características.  
					 
					Un problema que, sin embargo, parece prácticamente 
					erradicado son los vertidos al mar procedentes de la red de 
					saneamiento. En esta caso son la Ciudad Autónoma y la 
					empresa municipal del agua, Acemsa, las que, 
					involuntariamente, vierten aguas fecales a la playa. Sin 
					embargo, desde el Seprona aseguran que estas infracciones 
					han sido atajadas desde 2008. En 2007 todavía se detectaron 
					nueve de ellas pero el año anterior había sido sólo dos.  
					 
					Con todo, desde el Seprona se asegura que no se persigue 
					tanto una actividad sancionadora implacable como educar y 
					prevenir. Por eso, aunque el equipo de investigación puede 
					trabajar de paisano, utiliza sus uniformes y coches 
					oficiales para ejercer una fuerza disuasoria más que 
					sancionadora sobre los posibles infractores que se puedan 
					ver tentados a verter residuos.  
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					En Ceuta no se producen apenas delitos medioambientales 
					La actividad de los tres miembros 
					del equipo de investigación del Seprona se centra 
					básicamente en la detección de infracciones administrativas, 
					porque apenas si existen delitos medioambientales. “En la 
					ciudad no tenemos industrias grandes que produzcan 
					contaminación. Las tuvimos, pero ya se corrigieron las 
					negligencias”, apuntan desde el Seprona. Para que una acción 
					tenga la consideración de delito medioambiental se tiene que 
					alterar gravemente el ecosistema natural. Y en una ciudad 
					tan pequeña estas acciones son fáciles de detectar. En todo 
					caso, continuaron desde este cuerpo de la Guardia Civil, las 
					sanciones administrativas puede ser más eficaces que el 
					Código Penal.  
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