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					Ricardo Muñoz Rodríguez, ex alcalde de Ceuta, fallecía ayer 
					en nuestra ciudad. Fue el alcalde que capeó el intento de 
					golpe de Estado de Tejero en 1981. Su dedicación al 
					Ayuntamiento ya se inició en los últimos años de la última 
					corporación del Régimen, donde aprendió a emplear el cargo 
					para servir a los demás, algo que le caracterizó 
					posteriormente con una impronta democrática dando 
					participación a todos los políticos, independientemente del 
					partido al que pertenecieran. Su último puesto destacado en 
					la política ceutí fue la presidencia regional del Partido 
					Popular, siendo elegido en el congreso de 1996. 
					 
					Los primeros pasos de su carrera política los encontramos en 
					los últimos meses de la última corporación municipal del 
					Régimen. 
					 
					Era ya la etapa democrática, España había entrado en la 
					Legislatura Constituyente (1977-1979), cuando Ricardo Muñoz 
					ostentó la alcaldía de Ceuta con carácter de interinidad, 
					llevando las riendas del Ayuntamiento a finales de 1978 y 
					los primeros meses de 1979, cesando en el puesto antes de 
					las primeras elecciones municipales, ya que su intención era 
					la de presentarse como cabeza de lista de Unión de Centro 
					Democrático. 
					 
					Los últimos asuntos que gestionó desde el Ayuntamiento 
					fueron los desperfectos producidos en las playas 
					artificiales por un temporal de levante en enero del 79; la 
					ordenanza sobre vigilantes nocturnos y la finalización de 
					las obras del aparcamiento subterráneo de la Plaza de África 
					y Gran Vía. 
					 
					Como anécdota de ello, se puede añadir que entraron en 
					funcionamiento a primeros de 1979 de forma gratuita, para 
					que los ceutíes se fueran acostumbrando a utilizarlo. 
					 
					Era aquella una época en la que se inauguraba el restaurante 
					“El sombrero de copa”, en la calle Romero de Córdoba; o la 
					novedad en Ceuta de disponer de un pub especializado en 
					cócteles, como fue el caso del pub “Alexandro”, en la calle 
					González de la Vega, propiedad de Carlos Chocrón. 
					 
					Las primeras elecciones locales, del 3 de abril de 1979, 
					dieron como resultado ocho concejales a la candidatura de 
					UCD, encabezada por Ricardo Muñoz. El grupo que resultó 
					ganador fue la lista de independientes que iniciaba Clemente 
					Calvo Pecino, obteniendo doce concejales. La primera 
					corporación municipal democrática la completaba el grupo del 
					PSOE con cinco escaños, encabezado por Fructuoso Miaja. 
					 
					Clemente Calvo fue alcalde durante poco menos de dos años. 
					En enero de 1981 dimitió por las dificultades que había en 
					el Ayuntamiento, dando libertad de voto al resto de 
					concejales de su grupo. 
					 
					El sábado 21 de febrero se procedió a la sesión de 
					investidura del nuevo alcalde, previa votación de los 
					concejales, resultando elegido Ricardo Muñoz por una amplia 
					mayoría de votos. 
					 
					Muñoz terminó su mandato como alcalde cuando se agotó 
					legalmente la legislatura en las elecciones del 8 de mayo de 
					1983. 
					 
					Se presentó a la reelección bajo las siglas del Partido 
					Democrático Liberal, pero solamente obtuvo dos escaños, 
					renunciando a su acta de concejal y despidiéndose así de la 
					política municipal. 
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					El alcalde que vivió el intento de golpe de Estado de 
					Tejero, el 23-F 
					Apenas llevaba unas horas como 
					alcalde de Ceuta cuando el teniente coronel de la Guardia 
					Civil, Antonio Tejero, asaltó el Congreso de los Diputados y 
					retenía a todos los parlamentarios y miembros del Gobierno. 
					 
					Era el intento de golpe de Estado que paralizó durante 
					veinte horas toda la actividad política del país. 
					 
					Ricardo Muñoz, desde el despacho de la Alcaldía, estuvo en 
					permanente contacto con el comandante general de Ceuta (y 
					también delegado del Gobierno en la ciudad), recibiendo 
					información puntual de todo lo que iba ocurriendo, además de 
					la tranquilidad que aportó el gobernador militar respecto a 
					que la guarnición ceutí se mantenía leal al Rey y a la 
					Constitución. 
					 
					Ese despacho se convirtió en núcleo de la política ceutí, ya 
					que al mismo acudieron concejales de todos los grupos 
					municipales y políticos de diversos partidos, permaneciendo 
					reunidos prácticamente toda la noche pendientes de las pocas 
					informaciones que emanaban del secuestro de la democracia. 
					 
					En los días siguientes, se celebró un Pleno extraordinario 
					de apoyo a la libertad. 
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