| 
                     
					Nacida en Bélgica, en pleno corazón de Europa, podría 
					perecer que Siam tenía más oportunidades que su compañera 
					africana de vivir en un entorno donde se respetaran sus 
					derechos fundamentales. Pero tal y como argumentó la joven, 
					con un relato que rompió en lágrimas varias veces durante su 
					curso, no ha sido así.  
					 
					El origen marroquí de sus padres, que la criaron en la fe 
					musulmana, hizo que todos los años volviera a Marruecos 
					junto a su familia “para ver de dónde venía”, algo positivo 
					en sí, pero que complicaba la vida de la joven Siam de 
					vuelta en Bélgica, ya que era la única musulmana en un 
					entorno donde no se practicaba esta religión y por tanto 
					siempre se sentía extraña.  
					 
					“No quería ser la única”, recuerda, volviendo incluso más 
					atrás, hasta la edad de cuatro años, cuando estima que 
					empezó a ser objeto de abusos sexuales por parte de un tío 
					suyo. Un calvario que continuó hasta que tenía más o menos 
					diez años. “No entendía nada” , explica, incluso, años 
					después. Esta traumática huella en su pasado dio lugar 
					después a una historia turbulenta con un joven del que se 
					enamoró cuando tenía 15 años.  
					 
					La oposición a esta relación por parte de sus padres durante 
					años desencadenó en un largo y tortuoso ir y venir de 
					rupturas, humillaciones y maltrato psicológico que llevaron 
					a la joven a varias crisis de ansiedad y problemas 
					nerviosos.  
					 
					Problemas que continúan todavía hoy, más de un año después 
					de alejarse definitivamente de él. Siam, que ayer rompió a 
					llorar varias veces durante su discurso (parte de su terapia 
					para afrontar el pasado) trabaja hoy en un estudio sobre la 
					lengua española como medio de integración, un proyecto que 
					le ayuda a mirar al futuro con optimismo, aunque todavía 
					estén muy presentes en su día a día los fantasmas del pasado 
					reciente.  
   |