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					En el transcurso de las primeras declaraciones de agentes de 
					la Policía Nacional que intervinieron en el caso -algunas 
					mediante videoconferencia- la Fiscalía pidió que se mostrara 
					el arma del crimen a un policía y también al jurado popular. 
					 
					Un agente policial fue el que mostró la prueba de cargo: un 
					cuchillo jamonero que aún conserva las manchas de sangre de 
					la víctima. 
					 
					Los agentes que intervinieron en el caso coincidieron en 
					señalar que tras su detención, Ángel José J.P. se explayó en 
					sus declaraciones en comisaría contando lo ocurrido con todo 
					lujo de detalles. 
					 
					La palabra “frialdad” fue el denominador común en cuanto a 
					cómo calificaron los agentes actuantes la actitud del 
					acusado. No obstante, algunos de los policías que declararon 
					coincidieron en señalar que el joven parecía padecer algún 
					tipo de trastorno. Un policía incluso dijo que estaba “en 
					babia”. 
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