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sucesos - JUEVES, 10 DE MAYO DE 2012


momento del juicio. reduan.

justicia: crimen de san amaro
 

La psiquiatra del acusado afirma que dejar un tratamiento puede tener “consecuencias terribles”

Los doctores coinciden en que la capacidad
volitiva -la voluntad- de Ángel José P.G. se encontraba limitada y que abandonar la medicación pudo aumentar su agresividad
 

CEUTA
V. Saura

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La última sesión de testimonios en el juicio del crimen de San Amaro estuvo protagonizada por los forenses y psiquiatras. La defensa, que cuyo objetivo es que se califiquen los hechos como homicidio, buscó en los testimonios que se aclarara si su cliente, al padecer síndrome de Asperger, tiene sus cualidades mermadas. La psiquiatra que lo atendió, aunque reconoció que la inteligencia del imputado es óptima, explicó como su voluntad es limitada y advirtió que dejar el tratamiento que Ángel José P.G. seguía desde los 14 años podía tener “consecuencias terribles”. Una versión corroborada por el otro psiquiatra y psicólogo forenses.

Ángel José P.G. asestó una puñalada a su padrastro la madrugada del 26 de mayo de 2010 provocándole la muerte. El crimen se cometió y así lo reconoce el acusado pero la cuestión es decidir si se trata de un homicidio o un asesinato dado el síndrome de Asperger que sufre el encausado. Esta es la clave del juicio que se está desarrollando desde el lunes y hasta hoy en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Ceuta contra Ángel José P.G. por la muerte de Francisco Forés Pecino.

Los psiquiatras que declararon en la sesión vespertina de ayer dieron algunas de las pautas para dilucidar si el acusado cometió un asesinato premeditado o si por el contrario el síndrome de Asperger que padece conlleva a que sus capacidades intelectuales y volititas -relativas a la voluntad- estén alteradas y por tanto no sea completamente consciente de sus actos. La primera en tomar la palabra fue la psiquiatra infantil que lo atendió desde los 14 años hasta enero de 2010. La doctora explicó como Ángel José llegó a su consulta siendo un chico agresivo con los compañeros del colegio a los que no entendía y por los que no era comprendido, según apuntó. No obstante, este comportamiento se suavizó con los años y la medicación.

“Con el tratamiento mejoró muchísimo” recordó la doctora para explicar que el imputado se trataba de un chico al que le cuesta razonar y con rigidez de pensamiento lo que quiere decir que “hasta que no se sale con la suya no para”. La psiquiatra también advirtió que Ángel José se obceca con cosas determinadas y recordó cómo se obsesionó durante una época con los ‘Pokémon’, lo que provocó una sonrisa tímida en el acusado que salió del ensimismamiento en el que se mantuvo la mayor parte del juicio.

A las preguntas de la defensa sobre qué podía ocurrir si se interrumpe el tratamiento, como de hecho ocurrió, la psiquiatra fue muy clara. “Las consecuencias pueden ser terribles”, sentenció para asegurar tras dejar de tomar los medicamentos “la agresividad se dispara”. A esto se le une la dificultad para entender las emociones de los demás, uno de los síntomas característicos del Asperger. En este punto coincidió con el psiquiatra forense del Hospital Universitario de Ceuta quien aseguró que Ángel José tiene la capacidad volitiva “cualitativamente mermada”. El doctor reseñó especialmente “la frialdad” con la que el imputado le relató lo ocurrido. “Nos llamó la atención la tranquilidad que mostraba” recordaba a la vez que contaba como el acusado “racionalizaba su actuación”. “La persona, sin intención de engañarse, trata de justificar su actuación”, explicó. Y es que, el encausado le dijo que había hecho “lo que tenía que hacer”.

Según aclararon a continuación el psicólogo forense y el médico forense que le analizaron un año después de los hechos, “el no entiende como nadie se preocupa porque su padrastro le pegara a su madre y a él lo meten en la cárcel por asestarle una puñalada”. Este testimonio desató las lágrimas de la prima que acudió al juicio y comentaba cómo su primo había vivido en un ambiente de malos tratos. La versión fue corroborada por los forenses que concluyeron que Ángel José se encontraba “impactado por el contexto donde vivía”.
 


El imputado volvió su silla para no ver el video de la vivienda donde tuvieron lugar los hechos

Cuando parecía que el juicio contra Ángel José P.G. tocaba a su fin después de tres días de declaraciones, Fiscalía solicitó a la Sala que se mostrara el video de la vivienda familiar donde ocurrieron los hechos. Era la última prueba antes de que se presentaran las conclusiones de las partes y la reproducción no dejó indiferente a nadie. El acusado se negó a ver el video e incluso pidió salir de la sala de vistas, pero ante la imposibilidad de hacerlo optó por girar su silla, llevarse las manos a la cabeza e incluso cerrar los ojos para no recordar el pasado que quería dejar atrás. Un pasado en el que reinaba el caos y así se pudo percibir en el video donde se mostró una casa dominada por el desorden. Para los familiares que asistieron a la sesión vespertina de ayer esta es la muestra inequívoca de la realidad que vivía el acusado. El video dejó a su paso un silencio sepulcral. Sobre el crimen apenas se pudo advertir una pista: dos pequeñas manchas rojas sobre las sábanas de una cama de matrimonio y una jamonera sin el cuchillo.
 


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